Kicillof y Alberto Sileoni respondieron a las acusaciones de Villarruel, reafirmando el valor educativo y cultural de los libros distribuidos en bibliotecas escolares y municipales.
El gobierno de la Provincia de Buenos Aires defendió enfáticamente la colección literaria Identidad bonaerense ante los cuestionamientos de la vicepresidenta Victoria Villarruel y legisladores libertarios. Las obras, acusadas de ser “inmorales” y de “sexualizar a los niños”, generaron una fuerte polémica que fue rápidamente abordada por Axel Kicillof y el director general de Cultura y Educación, Alberto Sileoni.
Villarruel señaló a libros como Cometierra, de Dolores Reyes, y Si no fueras tan niña, de Sol Fantin, afirmando que incluyen contenido inapropiado para estudiantes. En redes sociales, acusó al gobierno de utilizar tragedias para “adoctrinar”.
En respuesta, Sileoni negó que estas obras sean obligatorias o destinadas exclusivamente a los alumnos. “Son herramientas pedagógicas para docentes y bibliotecarios”, explicó, aclarando que los textos para estudiantes de 16 a 19 años llevan la advertencia “requiere acompañamiento docente”.
La colección consta de 122 títulos de autores argentinos, muchos de ellos premiados, que buscan democratizar el acceso a la lectura y reflejar la diversidad cultural bonaerense. Según Sileoni, “esto no es pornografía, es literatura”. Destacó que las críticas responden a una “instrumentalización mediática” para desacreditar políticas culturales inclusivas.
Kicillof también se sumó al debate con una publicación en redes sociales, donde se lo vio leyendo Cometierra. “Qué mejor que un domingo de lluvia para leer buena literatura argentina. Sin censura”, escribió el gobernador, en una clara alusión a las acusaciones libertarias.
El gobierno provincial enfatizó que los libros se distribuyen en bibliotecas escolares y municipales, promoviendo el pensamiento crítico y el abordaje reflexivo de temáticas actuales. Además, aseguraron que estas políticas buscan garantizar que los jóvenes cuenten con herramientas para interpretar su entorno y sus experiencias.
Esta última imagen de Kicillof leyendo el libro se utilizó para reforzar la defensa de las lecturas incluidas en la colección, en medio de las críticas desde el sector libertario. De esta forma, el gobierno provincial reafirma su postura en favor de estos textos mientras continúa enfrentando los cuestionamientos sobre la selección de los textos y su uso en las aulas.