Economista uruguayo tiene la receta para resolver la crisis argentina

Diario Hoy conversó con Mauro Mendiburu, magíster en Economía Financiera, quién mencionó algunos ejes sobre los cuáles podría trabajar nuestro país.

La realidad argentina aparece en el contexto económico como una especie de túnel sin salida. Una situación que, de tan compleja para algunos, pasa a ser casi imposible de resolver para otros, y es en este marco que aparecen todo tipo de visiones, medidas y propuestas que dicen tener la solución a los problemas de nuestra Nación, cada una, por supuesto, con matices que las convierten incluso en inviables en algunos casos.

Sin embargo, y tal vez poniendo un poco de atención, se pueden escuchar otras voces de acá nomás cuya mirada sobre la economía nacional y el futuro, lejos de ser ­tremendista, marca cierto optimismo y hasta incluso abre camino con algunas pautas para resolver este meollo en el cual se encuentra hoy Argentina.

Es el caso del economista uruguayo Mauro Mendiburu, quien además tiene una maestría en Economía Financiera de la Universidad de Londres y, para sorpresa de muchos, en diálogo con diario Hoy aseguró que “la crisis económica argentina es mucho más fácil de resolver de lo que parece”.

“La economía argentina es una economía que tiene una serie de dificultades históricas, que se arrastran hace varios años, pero a mi entender no está en una encrucijada de muy difícil resolución, creo que con un buen plan económico tiene muy buenas posibilidades de salir de esta minicrisis económica mucho más fácil de lo que parece. Soy optimista”, comenzó diciendo Mendiburu.

A continuación, después de tan convencida declaración, explicó por dónde se debería comenzar para abordar la situación argentina: “El eje de la dificultad viene por el lado fiscal, y los problemas fiscales tienen dos puntas que pueden ser atacadas y acordadas. Una de ellas es la carga de intereses que tiene que pagar por el endeudamiento con el FMI, la cual es demasiado grande como para mantener una estabilidad económica de mediano plazo. La deuda con el FMI y el endeudamiento del sector público se tienen que acordar sí o sí porque no es pagable como una deuda común y corriente. El FMI lo sabe, entonces es un tema de que se elija a alguien que sepa dialogar si es que se quiere pagar, pero a largo plazo y en condiciones muy particulares, porque también ese crédito se contrajo en condiciones anormales. Por ahí viene la mitad de la solución, porque si eso se logra hacer, buena parte del problema está resuelta. El resto es ordenar el sector público”.

“El sector público argentino es extremadamente costoso, y eso refleja un gran peso sobre la tributación; reordenar no va de la mano de bajar sueldos o despedir gente, sino de trabajar profundamente sobre los distintos rubros, porque no es posible sino llegar a una suerte de equilibrio, y desde ahí no es muy dramático”, enfatizó.

Siguiendo con el hilo argumental, el economista agregó que, una vez en marcha esas medidas, “como consecuencia se acomoda el frente monetario, pasa a ser no tan complejo porque se deja de financiar déficit con emisión y, por lo tanto, se va solucionando y los problemas pasan a ser menores. No es tan difícil llegar a una situación así”.

La cuestión del dólar

Mendiburu coincidió en este punto con muchos economistas que hablan de la poca influencia del dólar blue en el mercado: “Es relativamente poco operado en relación al volumen de negociaciones, pero se lo mide de reojo para la fijación de precios. El problema que tiene Argentina con el dólar es no llegar a ver que es un bien como cualquier otro, pero es una moneda que debería ser de utilidad para las funciones que tiene, aunque se lo utiliza como una unidad para pagar cosas como el ahorro, de este modo se desvirtúa la verdadera utilidad que tiene el dólar”. En ese punto, usó un ejemplo muy claro: “El auto es un bien; si uso autos como ahorro, voy a tener muchos autos en casa que no uso y que no van a estar cumpliendo su función, algo similar, salvando las distancias, por supuesto, pasa con el dólar, sirve para adquirir y comprar bienes a nivel internacional y cuando yo quiero hacer transacciones internacionales”.

“Por eso esta idea de buscar una tercer moneda en el marco del swap con China está bien, pero si no lo usamos como referencia o ahorro; si no, estamos en la misma. Si uno ve la cantidad de exportaciones pagadas con dólares e importaciones con las que se paga en dólares, no hay una diferencia tal. El problema es que, como son utilizados en otras actividades, se fugan o se van al ahorro”, amplió el economista ante este multimedio.

Mendiburu habló también en este contexto de la experiencia uruguaya: “En Uruguay, cuando hay miedo, la gente se va al dólar, pero estoy seguro de que si ponés a alguien a comprar un dólar por día desde 1985 hasta hoy, de cada cuatro dólares, tres perdieron plata, porque por algún motivo u otro el dólar cayó. El dólar no es un instrumento siempre válido para ahorrar, lo que sí es verdad es que cuando hay un acostumbramiento es muy difícil cambiar”.

La madre de todas las batallas

La inflación sin dudas es el eje hoy por hoy de todos los reclamos de los argentinos, y allí también Mendiburu aportó su visión: “Es verdad que en Uruguay tenemos en el año una inflación que ronda el 8%. Por lo tanto, uno ve la inflación en Argentina y sin dudas es un fenómeno que viene de la mano con el financiamiento del déficit con la emisión, lo cual tiene una consecuencia inflacionaria, y además de eso hay una especie de acostumbramiento. Entonces, cuando crecen las expectativas, se van retroalimentando. La convertibilidad fue un golpe fuerte y llevó años bajar la inflación a un dígito después de eso. Pasar de una tasa tan alta implica atender el frente fiscal y cambiar esas expectativas, y eso se logra con convencimiento, con políticas que convenzan”.

“Creo que no es tan complejo ni difícil ni imposible, ni tan a largo plazo resolver la situación, y que con medidas que no son mágicas lógicamente se puede hacer”, aseveró.

Para finalizar, Mendiburu dejó en claro que la cuestión política también tiene mucho que ver, en función de que, para poder avanzar en medio de la tormenta y solucionar el problema, es necesario un acuerdo de todos los sectores a largo plazo: “Lamentablemente, es lo que nos diferencia a los países en vías de desarrollo de los desarrollados, donde hay políticas de acuerdo entre partidos, donde hay temas que no se discuten, y entonces se puede desarrollar una política de mediano y largo plazo. Pero eso va en el perfil de los candidatos, hay gente de diálogo y otra que no. Todos sabemos que no somos Superman, necesitamos apoyo de especialistas, y eso es clave”.

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