La nafta sigue en alza pese a la caída mundial del petróleo
En pleno desplome de los mercados internacionales, los combustibles en Argentina no solo no bajan, sino que aumentan por encima de la inflación.
Si bien el discurso oficial del Gobierno nacional es que la guerra comercial desatada por Donald Trump no afectará al país, las primeras consecuencias se pudieron observar en la caída de las acciones argentinas durante cuatro jornadas consecutivas y el aumento del Riesgo País. A esto se le sumó el desplome de precios de los commodities que exporta Argentina, entre ellos el petróleo. Esta semana el barril del crudo Brent llegó a cotizar por debajo de los 62 dólares, su valor más bajo desde, por lo menos, la pandemia de Covid.
Ahora bien, la caída del precio internacional de petróleo no se tradujo en una baja de su valor en el mercado interno. Es más, el pasado 1º de abril aumentó 2% y el litro superó los $1.200 pesos.
Precio internacional vs. local
En septiembre de 2024, cuando el barril rondaba los 75 dólares, el presidente de YPF, Horacio Marín, había deslizado la posibilidad de una reducción en los precios internos. “Si baja el petróleo, los usuarios no tienen que subsidiar a YPF”, señalaba por aquel entonces. No obstante, desde entonces el Brent cayó más de un 20%, pero el litro de nafta registró una suba del 20% en el mismo período. La promesa quedó relegada por la lógica empresarial y los intereses exportadores.
La propia petrolera de mayoría estatal justificó su decisión en un “promedio mensual” que supuestamente evita trasladar la volatilidad del mercado internacional al surtidor local. Sin embargo, los aumentos han sido constantes y no hay señales de una reducción, aún con un Brent en valores mínimos histórico. Solo hubo un mes que el precio de los combustibles se retrotrajo: el 1º de octubre bajó tan solo 1%.
Esta desconexión entre el precio internacional y el local contrasta con el argumento histórico esgrimido por las productoras locales. Durante el gobierno de Cristina Kirchner, cuando el crudo se vendía por encima de los 100 dólares, las empresas reclamaban la “paridad de exportación” para que se les permita vender en el mercado interno al mismo valor que en el externo. Esa lógica se impuso con la llegada de Milei, quien liberó el mercado y celebró la decisión como un gesto de “racionalidad económica”.