Mientras elude a la Justicia argentina, el operador macrista prófugo escribe artículos para una publicación dirigida por el exjefe de campaña de Mauricio Macri. Publicó una columna sobre el “filósofo de las drogas” Antonio Escohotado y una defensa de Beatriz Sarlo. Otras plumas: Martín Tetaz, Fernando Iglesias y Hernán Lombardi.
Para toda publicación que se precie, exhibir la lista de autores que se encuentran en sus páginas es motivo de orgullo. En algunos casos, sin embargo, repasar esa nómina mueve más a la vergüenza ajena. Es lo que ocurre con Seúl, la revista digital fundada y dirigida por el exjefe de campaña de Mauricio Macri, entre cuyas plumas figura la de Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, autoexiliado en Uruguay hace más de un año para eludir a la Justicia argentina que lo acusa de extorsión a empresarios del Grupo Indalo.
Pasando días quizás relajados en su refugio en el país vecino, Pepín publicó en las páginas de esa revista un elogio del filósofo Antonio Escohotado, fallecido recientemente y conocido por su militancia a favor de la legalización de todas las drogas. Más cerca del acontecer político argentino, también dedicó una columna a defender a Beatriz Sarlo cuando alguien propuso quemar sus libros. No hizo ninguna referencia a su propia situación judicial ni a la decisión que tomó de huir a Uruguay en cuanto la Justicia lo llamó a prestar declaración indagatoria, ni a las alertas emitidas por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol, por su denominación en inglés) para su captura.
El macrismo, parece, no le suelta la mano a Rodríguez Simón. No solo fue convocado para escribir en la publicación que dirige Hernán Iglesias Illa, el mismo que escribió algunos discursos de Macri, sino que hay versiones que indican que buena parte de su autoexilio la pasó en la residencia del expresidente paraguayo Horacio Cartes, amigo personal de Macri, en Punta del Este.
La lista de autores que publican en Seúl está repleta de nombres familiares de la intelligentsia antiperonista. Además del propio Iglesias Illa, figuran allí Gustavo Noriega, Juan José Sebreli, Quintín (Eduardo Antín) y Eduardo Levy Yeyati, entre otros.
La oposición a las políticas del Gobierno es un rasgo obvio, mientras se apoya a los sectores menos racionales del espectro opositor, como los “anticuarentena”. Quintín aportó una columna titulada “Sacate el barbijo”. En la misma línea, Noriega publicó en noviembre pasado un texto titulado “La pandemia terminó”. En otro, le dio la bienvenida a la política al ultraderechista Javier Milei. Y ya que se habla de figuras exaltadas, la periodista de espectáculos Fernanda Iglesias aportó un perfil elogioso de Alfredo Casero.
Colaboran algunos exfuncionarios como Laura Alonso, extitular de la Oficina Anticorrupción de la administración macrista que no avanzó en ningún expediente que tocara a ese gobierno; Pablo Avelluto, que comandó el Ministerio de Cultura; Adolfo Rubinstein, exministro de Salud de la Nación, o el fugaz presidente Federico Pinedo; también funcionarios en ejercicio, como Daniel Nieto, con tareas en el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
En las páginas de Seúl escriben además varios diputados de Juntos: Fernando Iglesias, Hernán Lombardi (quien fue titular del Sistema de Medios y Contenidos Públicos durante el gobierno de Macri), Sabrina Ajmechet (que ganó notoriedad por oponerse al reclamo argentino de soberanía sobre las islas Malvinas) y Martín Tetaz, economista defensor a ultranza de las políticas macristas.
“Con el antikirchnerismo no alcanza” es el título de un texto firmado por Avelluto. Ajmechet azuza contra el sistema educativo (“no da para más”) y contra el reparto de tampones a mujeres pobres (“empezó a parecernos progresista que el Estado se meta con nuestras vaginas”). Tetaz llama a “mirar para adelante” y no hablar tanto del gobierno de Macri. Por su parte, el inefable Iglesias firma un artículo en el que despotrica contra Enrique Santos Discépolo, el gran poeta del tango, a quien acusa de haberse convertido en un “artista militante” durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón.
En el listado de colaboradores de Seúl, hay que decirlo, también figura un puñado de nombres muy respetados en el campo cultural. Ahí están el poeta Santiago Llach
(creador, además de libros, del popular Mundial de Escritura), el novelista y ensayista Gonzalo Garcés y el periodista Sergio Marchi (autor, entre otras cosas, de una biografía de Charly García). De ellos, solo Garcés se mete con la grieta. Llach dedicó textos a los Estados Unidos y a Messi. Marchi, por su lado, escribe exclusivamente sobre rock. Quizás sea su manera de no dejarse contaminar demasiado por la compañía que los rodea en esas páginas virtuales.