Golpean a una abogada durante una entradera en City Bell
La víctima tiene 73 años y la sorprendieron cuando estaba cerrando el portón del garaje. Le robaron pesos, euros y otros elementos de valor.
El condenado había eludido la prisión en numerosas ocasiones. Su coartada así se lo permitió, pero nuevas evidencias terminaron llevándolo a la cárcel.
02/12/2023 - 01:00hs
Marianela Rago Zapata tenía 19 años, era oriunda de la ciudad fueguina de Río Grande, pero vivía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires porque estudiaba periodismo en ETER, cuando el 28 de junio de 2010 fue hallada asesinada en el departamento 7° “A”, que alquilaba en la calle Tucumán 2080, en Balvanera.
Su hermano Matías fue quien descubrió el crimen, ya que estaba preocupado porque el día anterior ella no había asistido a ver el partido en el que el seleccionado argentino con amigos, que ganó al de México por 3 a 1, por los octavos de final del Mundial de Sudáfrica 2010.
La mujer yacía en el piso del living y, según la autopsia, murió degollada. Quien la asesinó le aplicó, además, 23 puñaladas con una cuchilla que desapareció del cajón de la cocina de la casa.
El criminal también se llevó un juego de llaves, dos celulares, una notebook, un reproductor de MP3, otro de DVD y una cámara de fotos.
La madrugada del domingo 27 de junio de 2010, Marianela había organizado en su domicilio una “previa” a la que sus amigos del sur habían ido a jugar a las cartas antes de ir a un boliche, El Barvaro, en ese momento ubicado en Cabrera y Anchorena de Palermo, donde la vieron por última vez en horas de la mañana.
Su exnovio, Francisco Amador, un técnico informático, también oriundo de Tierra del Fuego, que vivía en CABA, se transformó en sospechoso cuando el círculo de la víctima contó una serie de episodios de maltrato del pasado.
Antecedentes de violencia
Además, en el momento en el que el hermano de Marianela llegó al edificio, se encontró con el propio Amador abajo, tocando el portero eléctrico.
Sobre la base de prueba indiciaria y antecedentes de violencia y maltrato que hubo en la pareja, la fiscal de instrucción Marcela Sánchez logró su detención, le allanaron la casa, le secuestraron ropas, pero siempre se declaró inocente.
En su indagatoria, reconoció que el 24 de junio pasó la noche junto a Marianela en el departamento, ya que se seguían frecuentando, pero que la madrugada del 27 había salido con otra chica, coartada ratificada por testigos que le permitió ser liberado en pocos días.
Entre 2013 y 2018, la jueza de instrucción Karina Zucconi lo sobreseyó en cinco oportunidades al creer que no había pruebas para incriminarlo y que en el departamento de la víctima se hallaron rastros del posible asesino —algunos ADN, una huella en una lata de gaseosa y una pisada— que fueron cotejados con él y otros sospechosos. En todos los casos el resultado fue negativo.
Pero Sánchez apeló una y otra vez y finalmente, en 2018, la Sala VI de la Cámara del Crimen procesó a Amador en forma directa con una nueva data de muerte, al pasado violento del acusado y a lesiones que presentaba y podrían haber sido producidas por la víctima en su defensa.
Se declaró inocente
Si bien el acusado mantuvo su coartada, los camaristas sostuvieron en su fallo que “se desconoce de manera certera qué hizo y dónde estaba Amador en la franja horaria del día en el que aconteció el evento”.
También remarcaron que en la casa de Amador se hallaron recién lavados una remera y un pantalón con una mancha de sangre en un bolsillo –su análisis no arrojó resultados– y que se le secuestraron dos cuchillos compatibles con el arma homicida.
El primer día del juicio, el 11 de septiembre, Amador volvió a declarar y dijo: “Soy inocente, no cometí el crimen del que se me acusa”.
Si bien se espera que el 21 de febrero se conozcan los fundamentos, en su alegato el fiscal de juicio trazó una nueva línea de tiempo. Marcó una franja horaria en la que, después de su cita, Amador pudo haberse encontrado con Marianela, cometido el femicidio y regresado a su domicilio pasadas las 7, cuando lo vio el portero de su edificio.