Crece la conmoción por la niña abusada en Punta Lara

La madre de la pequeña, de 5 años, exigió que el responsable, de 16, vaya preso o lo internen en un instituto de menores 

Los vecinos de Punta Lara continúan conmocionados por el brutal episodio que tuvo como víctima a una nena de cinco años, quien fue abusada sexualmente por un menor de 16, cuyas familias se conocen y comparten varias horas por día en una iglesia evangelista, a la que asisten. 

Mientras la criatura se recupera en su casa, su madre continúa exigiendo justicia para que encarcelen al responsable, quien solo estuvo unas horas demorado y luego fue dejado en libertad debido a su edad. 

El parte médico había indicado que la nena sufrió “un hematoma de 0,5 x 0,5 cm en hora 6 de la región anal”, por lo que tuvo que ser internada, recuperando el alta 24 horas después. “Ahora estamos esperando  su evolución. La herida tiene que cicatrizar y, de quedar algún tipo de secuelas, sería necesaria una intervención quirúrgica”, expresó un especialista en salud.

El hecho se registró el lunes en horas de la tarde, cuando la familia de la perjudicada fue a la iglesia evangelista a la que siempre acude, donde también estaba el responsable del hecho. Sin embargo, recién se conoció cerca de la 1 del martes, cuando la madre llevó a la niña a la guardia del Hospital Cestino, luego de que le dijera que el adolescente “le había lastimado la cola”. 

La violación 

“Hace cinco años vamos a una iglesia cristiana porque yo sufrí depresión e intentos de suicidio, y hasta perdí dos embarazos. Los pastores me contuvieron y, en ese ambiente, conocí a J. (el acusado)”, le relató la madre de la nena a Trama Urbana. 

Sobre el momento del abuso, narró: “Estábamos en la iglesia, llegó el chico con su abuela y yo me alegré, porque mi hija se podía quedar con él y no andar corriendo por todos lados. Mientras ellos se pusieron a pintar por ahí, noso­tros oramos”. 

Al rato, al no encontrar a su hija, le dijo a su marido que fuera a buscarla. “Lo vio al pibe abrazándola y mostrándole cosas en el celular. No pensamos nada malo, creemos en Dios y no tenemos una mente perversa para creer eso. Mi esposo creyó que estaban jugando y los dejó solos”. 

A la noche, la pequeña le dijo que J. “le hizo algo que no es de Dios”, que le “bajó el pantaloncito, le tocó la colita y le puso una cosa en la cola”. La madre añadió que su otra hija, más chica, “le preguntó si le había dolido y si la había hecho sangrar”.

Tras acudir al nosocomio y declarar ante la Policía, la señora aseveró que habló con la familia del imputado, y ellos “negaron el hecho y lo protegieron a él. También me reuní con los pastores. Las autoridades me dijeron que tengo que esperar y que después tengo que llevar a la nena a un psicólogo. Yo estoy preocupada porque ella le baja los pantalones a su hermanita y le da besos”.

Por último, sentenció que le consultó “si quería ir al jardín y me dijo que no. Me preguntó si el chico estaba preso y le tuve que mentir. Al jurarle que sí, me preguntó si entonces ahora podíamos volver a la iglesia”.   

“Buen vecino” 

En otro tramo de la extensa charla que la mujer tuvo con este medio en exclusiva, señaló que con el victimario mantenían “un trato amable. Venía a cortar el pasto a casa y pasó a ser otro hijo para mí. Nunca lo vi comportarse de forma rara, ni conmigo ni con mis nenas”. 

Puntualizó que “mi objetivo es meterlo preso, no quiero que siga suelto. Tiene que estar en la cárcel o en un instituto, para que no le haga más daño a nadie. La familia no lo sabe contener. Dios puso una justicia en el mundo y es la del hombre y, lo único que me queda es pelear por ella”.

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