Las mujeres están acusadas de asesinar a una anciana de 80 años, con 18 puñaladas.
El crimen de Margarita Toledo, la anciana de 80 años que recibió 18 puñaladas en su casa de Berazategui, continúa en la Justicia. Ahora se negaron a declarar las dos mujeres detenidas en la causa, a quienes se las indagó por el delito de “homicidio doblemente agravado por ensañamiento y alevosía”.
Se trata de Mariel Sauvage y Bárbara Cimiotta, quienes optaron por no abrir la boca ante el fiscal Christian Granados, de la UFI 2. Continuarán tras las rejas al ser halladas coautoras del asesinato, cuya pena en expectativa es la de cadena perpetua. En las próximas horas pedirán que las aprehensiones se conviertan en detenciones formales.
La operación de autopsia determinó que la víctima recibió 18 cortes en diferentes partes del cuerpo, pero solo tres de ellos fueron mortales. Por esto, los investigadores creen que el resto de las lesiones fueron para torturarla.
Si bien no se descartan otras posibilidades, la principal hipótesis es que el homicidio pudo haber sido una venganza contra el hijo de la víctima, debido a que una de las apresadas lo había denunciado por el abuso sexual de uno de sus hijos.
Un niño, la clave
El suceso tuvo lugar el miércoles cerca de las 18, en un departamento del primer piso de un complejo de edificios, ubicado en calles 5 y 157. Un llamado al 911 alertó que Margarita había sido atacada durante un presunto robo, por lo que esa fue la hipótesis inicial que manejaron los primeros policías que arribaron a la escena y hallaron a la damnificada aún con vida. Sin embargo, para cuando llegó una ambulancia ya había fallecido.
Según los peritos, presentaba múltiples heridas de arma blanca en el cuello, tórax, abdomen y brazos tras haber sido apuñalada con un arma blanca, similar a un cuchillo o una faca, la cual no fue hallada.
La mujer, oriunda del departamento mendocino de Guaymallén, vivía junto a su hijo y su nieto de 11 años. El niño, que al momento del crimen jugaba afuera del edificio, vio a dos mujeres saltar desde el balcón de la casa de su abuela. Luego se hallaron videos de cámaras de seguridad que registraron la fuga de las sospechosas. Ambas estaban vestidas con prendas de color negro; una de ellas tenía la cabeza rapada, como una de las detenidas.
Con ese material de prueba, los pesquisas avanzaron en la investigación hasta que pudieron dar con ambas imputadas.