La exmujer del imputado detalló cómo fue la noche en que Báez atacó a las dos estudiantes de Medicina. El hecho ocurrió en julio del 2017. Detalles escalofriantes.
A pocos días de que el Tribunal Oral en lo Criminal n° 5 de La Plata condenara a reclusión perpetua a Ariel Osvaldo “Papu” Báez, por la violación y femicidio a Emma Córdoba y el abuso sexual e intento de homicidio de Ana Laura González, el fallo reveló la declaración de la entonces pareja del imputado.
“Báez convivía conmigo desde abril de 2016, es el progenitor de mi hija. No es más mi pareja desde el momento del hecho. Vivíamos en una casa de mis padres en 126 entre 5 y 7 de Punta Lara. Emma era mi vecina. La convivencia fue problemática en el sentido psicológico en cuanto al control, Báez era una persona que en su momento estaba desocupada, vivía de mi trabajo para todo. Era celoso y posesivo”, contó la joven, cuyas siglas son M. F. P.
Plan criminal
Con relación a los hechos, recordó: “Ese día, desde el principio estuvo entrando y saliendo muchas veces, y me había anticipado que esa noche no iba a estar, cosa que no era usual. Después de almorzar se fue, estaba pensativo. Dijo que no podía hablar, que iba a estar con sus amigos. Estaban encarando emprendimientos con sus amigos Joni, Brian Rada y Pachu Sosa”.
“En una de esas entradas y salidas, ya había terminado de almorzar, me había acostado y amamantando a mi bebé, Báez entró y me pidió que le consultara a mi obstetra si podía tener relaciones. El 4 de julio había cumplido un mes del nacimiento de mi hija y yo no había tenido mi primer control. Insistió con la consulta. Le dije que no sentía deseos, que no me parecía, (e igual) insistió. Terminó accediéndome vía anal sin mi consentimiento”, detalló.
“Nos ataron”
La testigo aclaró que la noche de los hechos el imputado no se quedó en el domicilio con ella. “Esa noche no durmió conmigo. Cuando lo vuelvo a ver, una vez que me despierto, es cuando escucho un ruido y me doy cuenta que estaban todas las luces apagadas cuando yo siempre las tenía prendidas. Me despierto, miro por una ventana, cierro la cortina y él entra desprevenidamente. Desde las 20.30 hasta ese momento yo no lo había visto. Estaba en un estado entre tranquilo y nervioso a la vez, no hablaba. Le pregunté de dónde venía, me dijo que venía del Piria. Voy a buscar a mi bebé y veo que él va para la cocina; cuando voy estaba sacándose la ropa, que dejó en el lavarropas. Le pregunté y me dijo que lo hacía porque estaba embarrado”, puntualizó.
Después de eso, “empiezo a escuchar estallidos de vidrios. Le pregunto qué pasaba, ya que él venía de afuera si había visto algo, pero me dijo que no. Fui hasta mi habitación, miro por la ventana y veo a Ana con una remera, se veía sus piernas sin ropa. Veo eso y un patrullero, sintiendo que hablaban, llovía mucho, no podía escuchar, sí me pareció escuchar que decía Nos ataron”.
“Salgo de mi habitación y me alumbran la cara con una linterna, golpean la puerta, abro y me pregunta la Policía si (Báez) estaba y, mientras me contaban lo que había pasado, hilaba yo todas estas situaciones de cómo entró, dejó su ropa, y les mostré dónde estaba, que era en una habitación contigua a la puerta de entrada. Ahí se lo llevaron”, aclaró la mujer, y añadió que “después de aquel día no lo volví a ver”.