IOMA: reclamo, tensión y empujones
Prestadores de servicio y afiliados fueron empujados por la policía tras reclamar por falta de pagos y de atención.
Continúa la conmoción por el brutal robo que sufrió una mujer en su comercio ubicado a metros del estadio de Estudiantes y que se mantiene impune. El novio de la víctima brindó detalles escalofriantes.
30/03/2021 - 00:00hs
A la vez que perdura la conmoción por el sangriento ataque que sufrió una comerciante a metros de la cancha de Estudiantes de La Plata, se conocieron nuevos detalles del brutal atraco. Por el momento, no solo que el ataque no tiene personas detenidas sino que tampoco hay sospechosos identificados.
Tal como informó Trama Urbana en su edición anterior, el hecho, aunque se dio a conocer ayer, tuvo lugar la tarde del jueves pasado en Kiyoko Cactus, un local dedicado a la presentación y venta de plantas y adornos emplazado en 58 entre 1 y 2.
Pasadas las 13.30, un delincuente de bermuda tipo jean, remera roja y una mochila oscura ingresó al lugar cuando adentro se encontraba una mujer, atendiendo. El novio de la víctima le contó a diario Hoy que el malhechor “la tomó muy fuertemente del cuello y no paró de golpearla. Nunca se resistió pero le siguió pegando incluso cuando ella ya le había entregado el teléfono y le decía que se llevara todo”.
Así, el caco se apoderó del celular de la damnificada, dinero de la caja y otros elementos de valor, para luego darse a la fuga con rumbo incierto, permaneciendo todavía en la clandestinidad pese a que ya pasaron cuatro días del suceso.
“De oficio”
La pareja de la mujer añadió que el malviviente “le siguió pegando aún estando ella en el piso. Le dio patadas en la cabeza, todos los golpes fueron en esa zona”. Debido al bestial ataque, tras el atraco la víctima pidió ayuda y fue trasladada de urgencia hasta un centro médico, donde recibió atención en la sala de guardia. “Tuvieron que aplicarles puntos de sutura en tres de las cuatro lastimaduras que recibió, todas cercanas al lóbulo ocular”, finalizó el hombre.
Debido a la cobarde y despiadada agresión, el vivero permanece cerrado “hasta ver cómo superamos este mal momento ya que fuimos víctimas de un episodio de delincuencia en el cual hubo mucha violencia”, detallaron los propietarios.
Pese al gravísimo suceso de inseguridad, en una ciudad colmada de ilícitos a toda hora y en todo barrio, las autoridades policiales aseguraron que debieron “actuar de oficio” ya que “no hubo denuncia alguna y nos enteramos del caso por el cartel que (los dueños) pusieron en la puerta del local”.
Para ello, agentes de la comisaría Novena, con jurisdicción en la zona, analizan las cámaras de seguridad de las inmediaciones. Por lo pronto, hay una en la que se ve el escape del implicado, aunque ni siquiera así los encargados de la seguridad de nuestra ciudad pudieron capturarlo.