“Pensé en pedir que me condenen a muerte”

Fernando Farré, sentenciado por asesinar de 74 puñaladas a su exmujer, habló por primera vez tras el juicio. Admitió su autoría en el hecho, aunque se consideró él también “una víctima”

El exejecutivo Fernando Farré, condenado el martes a prisión perpetua por el crimen de su esposa en un country del partido bonaerense de Pilar, aseguró ayer que está dispuesto a que lo cuelguen “en la avenida 9 de Julio” si esto sirve para que no haya más femicidios. Además, dijo estar convencido de que mató a su mujer porque estaba “enfermo” y que no planeó el hecho.

El hombre de 54 años habló por primera vez desde que asesinó a Claudia Schaefer (44) y arguyó: “Me lo esperaba, no sentí ninguna sorpresa, era una situación que tenía que afrontar. Cuando di mis últimas palabras tuve un pensamiento que no lo expresé, que fue pedirle al jurado que me diera cadena perpetua. Pensé en pedirle al juez algo que no hay en la Argentina, que es pena de muerte. Ya sea por silla eléctrica, colgado en la 9 de Julio o en el mástil de San Isidro”.

Así, argumentó que tuvo esa idea porque “había tomado conciencia de lo que hice. Ya estaba condenado por la sociedad, por el jurado y para que eso sirviera para que no haya más muertes innecesarias de mujeres, de madres, para que no haya femicidios”. Además, afirmó que, antes del suceso, se quiso suicidar en dos ocasiones, una tirándose de una terraza y otra de un balcón, y que quien lo impidió fue su ex, a la que se refirió como “la madre de mis hijos, mi compañera de 17 años, 15 de casados y dos de novios”.

Intentos de suicidio 

“Evidentemente el asesino fui yo y las víctimas son ella, nuestros hijos, los familiares de ella y los míos, la sociedad. Soy el culpable”, sostuvo, aunque aclaró que también se sentía “víctima” de esta situación.

Al respecto, señaló, sin quebrarse en ningún momento, que “una persona que mata todo lo que más quiere en su vida para quedarse preso es un acto irracional, es víctima de su propio acto”, y remarcó que “si hubiera estado sano, eso no lo cometía”.

Farré, que actualmente estudia Sociología en la cárcel, repitió varias veces que para la época del crimen él estaba muy afectado porque había perdido su trabajo y tenía muchos problemas de salud, pero en ningún momento admitió que era violento.

También señaló que tras el femicidio no habló durante un mes y medio de lo que había ocurrido, y que tomó conciencia de lo sucedido al ver en televisión que decían que había matado a Schaefer.

“No me reconocí, me consideraba incapaz de darle setenta y cuatro puñaladas a alguien, a un perro, a un muñequito”, dijo, y negó haber golpeado alguna vez a su esposa.

Aseguró que tenía “un sentimiento de arrepentimiento” porque le quitó la vida a la madre de sus hijos, pero remarcó: “Estoy pagando las consecuencias”.

Con referencia al momento en que en el juicio mostraron fotos de la autopsia de Schaefer, dijo que las vio “horrorizado” y a la vez se sentía “extraño” porque no se sentía “autor de ese daño”.

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