Se entregó otro menor por el crimen del cirujano en Morón

Tiene 17 años y fue su madre quien se comunicó con la Policía. Fue indagado, pero se negó a declarar. Hay otros dos adolescentes detenidos.

Un tercer sospechoso menor de edad fue detenido por el crimen de Juan Carlos Cruz, el médico cirujano asesinado el jueves por tres delincuentes que le robaron el auto frente a su casa de la localidad bonaerense de Morón.

La captura se produjo luego de que anteanoche, la madre del acusado, de 17 años, se contactara con la Policía para avisar que tenía intenciones de entregarlo. Por esa razón, efectivos se trasladaron hasta el domicilio del chico, en dicha localidad del Oeste del conurbano, y lo apresaron cerca de las 22.

El adolescente quedó a disposición del fiscal Pablo Luis Cabrejas, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil del Departamento Judicial de Morón, quien lo indagó ayer a la mañana, aunque el acusado se negó a declarar y quedó alojado en un instituto de menores.

Los otros dos sospechosos apresados, de 16 y 17 años, fueron indagados el sábado por el fiscal. Mientras uno dijo no estar relacionado con el crimen y que es inocente, el otro se negó a declarar.

El primer hombre fue detenido el viernes por la tarde tras un operativo realizado por detectives de la DDI Morón, y el segundo se entregó anteayer por la madrugada. Ambos fueron indagados por Cabrejas por los delitos de “robo agravado por el empleo de arma de fuego y homicidio criminis causae”.

“Sangrado masivo”

En tanto, familiares, amigos y compañeros de la víctima despidieron los restos de Cruz que fueron inhumados ayer en el cementerio Parque de Hurlingham.

El velatorio fue realizado el viernes en la cochería Pache de Morón, desde donde partió el cortejo fúnebre encabezado por una ambulancia que tenía fotos de la víctima, y con su sirena que no dejó de sonar.

La autopsia confirmó que el profesional recibió un balazo que ingresó por el parietal derecho y salió por la región occipital izquierda, en un disparo que dejó en el orificio de entrada signos de “ahumamiento y deflagración de pólvora” que, según los forenses, indican que se efectuó con el cañón apoyado a “boca de jarro”, lo que dejó en la lesión el denominado “golpe de mina de Hoffman”.

El proyectil provocó “un sangrado masivo, laceración de meninges y lesión de la masa encefálica incompatible con la vida”, lo que derivó en “el fallecimiento de forma inmediata a la realización del disparo”.

Los investigadores ya saben que quien ejecutó al cirujano empleó una pistola 9 milímetros, ya que en el lugar del hecho los peritos de la Policía Científica lograron levantar una vaina servida de ese calibre, que ahora quedó preservada y podría ser una evidencia clave para un eventual futuro cotejo balístico, en caso de que se secuestre un arma de esas características.

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