Vulnerabilidad y violencia, ejes de una problemática que preocupa

La ciudad se encuentra otra vez conmocionada por el suicidio de dos adolescentes que concurrían a la misma escuela. Especialistas explican cómo enfrentar la posibilidad del “efecto contagio”

Volvió a ocurrir. El suicidio de dos amigas que iban a la misma escuela secundaria  puso nuevamente en el centro del debate la vulnerabilidad de la que son víctimas los adolescentes. Ni siquiera pasaron tres semanas del fatal hecho ocurrido en el Colegio Nacional, donde una estudiante se quitó la vida en medio de una clase, cuando la misma situación se repitió en la Escuela Secundaria nº 54 de Villa Elvira, aunque esta vez fuera del espacio áulico. 

Otra vez surge la pregunta sobre qué es lo que ocurre en la sociedad para que en las estadísticas el suicidio adolescente aumente cada día más, según las afirmaciones de los especialistas consultados por diario Hoy. Interrogante que lleva a cuestionarse acerca de las señales de alerta que se están ignorando.

De hecho, la psiquiatra Renata Wiese explicó a este diario que la franja etaria que va entre los 14 y los 21 años es la segunda más importante entre los jóvenes que cometen suicidio. “Es preo­cupante el aumento que se ha registrado en este grupo”, subrayó la especialista. Además, también lo son las causas que aparecen dentro de la singularidad de cada caso: “No solo ya de índole económica, sino también las relacionadas con la violencia de género, el bullying y el consumo de drogas y alcohol”, aclaró Wiese.

Si bien los profesionales ubican al suicidio como una problemática multicausal y atravesada por la coyuntura de la singularidad, los más jóvenes tienen una matriz común que es “la vulnerabilidad propia de la adolescencia”.  Al respecto, el licenciado en Psicología Guillermo Chevarro expresó a este medio: “Es un momento evolutivo donde la psiquis está en plena constitución, y no cuenta con todo el capital simbólico para metabolizar todas las realidades que se le imponen. Porque muchas realidades se le imponen al adolescente de hoy”. 

La debilidad asociada a situaciones traumáticas, a problemas socio-económico-ambientales, o a una patología podrían configurar un marco explosivo para la estabilidad de la persona. “Por eso se debe estar sumamente atento a las señales, es la única manera de que opere la prevención del suicidio”, comentó Chevarro.

Por su parte, el especialista en Psiquiatría y presidente del Capítulo de Suicidología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), Alejandro Ferreira, expresó a este diario que “la posvención” del suicidio se constituye como clave “para evitar más suicidios a posteriori o el denominado efecto contagio”. El término “posvención” alude a la contención psicológica que se hace del entorno del fallecido: es decir a los cinco directamente afectados y a los aproximadamente veinte allegados. “La conducta repetitiva puede darse entre los grupos más cercanos a la víctima, y en caso de jóvenes por ejemplo, es necesario que el gabinete psicológico educativo o el profesional más cercano comience de inmediato un proceso de acompañamiento”, agregó. Con todo, la escuela donde asistían estas dos adolescentes no tiene un gabinete psicopedagógico a pesar de la insistencia del personal docente para conseguirlo. “Es menester que el grupo de compañeros trabaje la temática de la reducción de culpas, las aristas científicas del suicidio, los mitos, los marcadores de riesgo, todo lo que pueda aportar alternativas para el entendimiento de ellos, que son los que quedaron”, concluyó Ferreira.

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