Una jornada sobre los cuidados del corazón sumó experiencias para la futura ley deportiva
Padres que perdieron a sus hijos mientras practicaban distintas actividades, tanto en el ámbito escolar como en el liguista, relataron cómo canalizaron el dolor en proyectos de divulgación y reflexión. Coinciden en que no solo hace falta una norma, sino conciencia solidaria
En el Anexo de la Cámara de Diputados se realizó ayer el encuentro “Cuidando tu corazón”, donde legisladores, médicos, familiares de víctimas de muerte súbita y protagonistas del deporte dieron un nuevo paso para que la Ley 12.329 se amplíe en pos de mejorar la calidad del deporte amateur. Con el de ayer, se dio otro avance más hacia el logro del objetivo: “Hay que ir despacio, pero firmes”, se escuchó al inicio de la jornada.
“Todo comenzó con una nota aparecida en el diario Hoy”, rescató el senador Andrés de Leo, quien presentó el proyecto de ley tras aquel septiembre trágico en el que un jugador de la Liga Amateur Platense de Fútbol perdió la vida en pleno juego. “Esto surge de la realidad. Estamos para seguir plasmando en hechos las intenciones legislativas. En esto de mejorar la calidad del deporte y la salud hay que trabajar mucho. A veces es fácil escribir una ley, pero no es lo mismo plasmarla”, enfatizó el político bahiense.
Después de sus palabras de bienvenida, el auditorio escuchó los testimonios desgarradores de padres a los que nadie les devolverá a sus hijos, pero que en todos los casos están transformando el dolor en propuestas sobre la prevención de la muerte súbita. Por ejemplo, a través de cursos de reanimación cardiopulmonar (cuya abreviación es RCP) en fundaciones, la divulgación en Facebook y Twitter, y otras actividades que tienden a que la sociedad logre superar esa desprotección y desinformación existentes. Es que “el ejercicio físico intenso incrementa al doble el riesgo”, tal como se leyó en un informe durante el encuentro. En la gran mayoría de campeonatos deportivos, dentro de nuestra Provincia, no hay exigencias de ninguna índole. En ese sentido, la ley tendrá una meta clara: la intensificación de los controles. Sin embargo, también hay otro aspecto esencial que no está escrito: generar conciencia.
“Una, será el certificado de puño y letra de un profesional y, junto a ello, deberá haber en los menores de 14 años un electrocardiograma”, amplió el doctor Jorge Villalba. Según la diputada María Alejandra Lorden, “la salud es un pilar, pero también lo es la educación. Llegar a que la sociedad sepa manejar un desfibrilador llevará un tiempo. En nuestro país se le da poco valor a la prevención”.
En tanto, el cardiólogo Carlos Echeverría, quien por dos décadas trabajó en un club donde se practica mucho el rugby, se preguntó: “¿Cómo vamos a hacer? En una Primera división tuve casos de jugadores en los que detectamos que la madre y dos hermanos eran cardíacos, pero así y todo, por regla general, todos siguen corriendo por los certificados, cuando en marzo empiezan los torneos. Habrá que trabajar también en temas como las obras sociales, que no cubren los estudios preventivos”.
Opinión autorizada, desde el rugby
“Es cuestión de ponerse a masajear. No hace falta una unidad coronaria al lado de la cancha”, contó el doctor Alfredo Hernández, profesor de Neurología en la UNLP y responsable de organizar durante tres años un sistema médico preventivo durante la visita de los All Blacks a la ciudad. El hombre, adepto al juego de la ovalada, confesó que la World Rugby (lo que es la FIFA en fútbol), “hoy busca que cada jugador tenga estudios precompetitivos”, al tiempo que subrayó el valor de estar “organizados y saber actuar”. Recordó, con pena, que en 2006 hubo tres muertes súbitas en las canchas locales, dos de ellas en su deporte favorito; en uno de esos casos, él estuvo presente.
Un caso en el Club de Amigos
El 23 de abril de 2014, al doctor Jorge Bombau le cambió la vida para siempre. Perdió a su hijo en una actividad deportiva en el colegio. El caso tuvo repercusión mediática en Capital, en el Club de Amigos. “Había tres desfibriladores externos, médicos, profesores y toda la secundaria. Mi hijo, Beltrán, había competido en una carrera de Cross Country de 2.400 metros y había terminado último, se sentó, agotado, y cerró los ojos para siempre. Ese día, una doctora me dijo hicimos todo lo que pudimos, pero en ese mismo lugar, no se dio cuenta de que había un desfibrilador externo automático sin usar; tampoco sabían que yo soy médico. Tenían todo para salvarlo. Luego de hacer el duelo, me informé mucho más sobre la muerte súbita. Hay que educar con RCP en las escuelas, para mí sería fundamental. En Suecia se enseña y, en un período de cinco años, de 2005 a 2010, hubo muchas menos muertes”, confió Bombau.
Carreras en memoria de Tomás
El arquitecto Mariano Casoy tuvo un golpe que lo shockeó por varios meses. El 4 de marzo de 2015, su hijo Tomás salió de su casa para jugar un partido de fútbol. Cuando solo iban 10 minutos de partido, cayó desmayado. “Se llamó a la ambulancia, que tardó casi media hora en llegar, y vino sin desfibrilador. Los que estaban presentes pensaron que era un desmayo, solo abanicaban. Cuando llamaron al médico de la institución, les dijo que llamen al servicio de emergencia”, explicó el padre, que es triatlonista, quien canaliza el dolor a través de una página de Facebook: Carreras por Tomás.
“Allí puse mi energía, para que no haya más casos como el de mi hijo, que tenía todos los estudios de alta complejidad hechos, pero que no pudo ser ayudado porque no hay un conocimiento de cómo se logra una cadena de supervivencia”, manifestó.