Huevos de chocolate: entre lo sagrado y lo pagano

La tradición de comer huevos de chocolate para la Pascua tiene su origen en la liturgia católica: hay quien dice que la costumbre deriva de la prohibición que estableció la Iglesia a consumir huevos, entre los siglos IX y XVIII. Entonces, se los cocía durante la Cuaresma, se los pintaba para diferenciarlos y así comerlos el Domingo de Pascua.

Sin embargo, la costumbre se ha vuelto general para estas fechas en las mesas de los argentinos, sean católicos o ateos, practicantes o no. 

En la Argentina, según afirmaron desde la industria, el consumo medio per cápita de chocolate asciende a los 3 kilos por año. Pero en estas fechas se comerían 5.000 kilos. 

Además, desde el sector aseguraron que Pascua ocupa un 30% de la facturación anual.

En nuestro país existe un fuerte crecimiento del consumo de chocolate semiamargo y amargo, debido a que el consumidor busca productos más naturales.

Los especialistas precisan que  cuanto más puro es el cacao, más beneficios provoca en el cuerpo, como la reducción de colesterol “malo”. Además, contiene mayor cantidad de fibra que cualquier otro chocolate, es antioxidante, antiestresante y tiene teobromina, un estimulante natural que mejora el humor y combate la depresión.   

A nivel mundial, el mayor consumidor es Suiza, con 9 kilos per cápita al año, seguido por Alemania (7,9), Reino Unido (7,5), Irlanda (7,5) y Noruega (6,3), entre otros.