Trabajar en la Máquina de Dios

El proyecto sobre física más importante de la historia cuenta con presencia platense. Hoy conversó con Alejandro Santos, informático y docente de nuestra ciudad, que trabaja ayudando para entender el origen del universo

El CERN es el Centro Europeo de Investigación Nuclear donde actualmente trabajan unos pocos  platenses. Fue fundado en 1954 y se ocupa de realizar diferentes investigaciones relacionadas con la física. Allí, por ejemplo, se inventó el leguaje de hipertexto que hizo posible el funcionamiento de internet. De él depende el Gran Colisionador de Hadrones o LHC, comúnmente llamado “la máquina de Dios”. Este complejo aparato, un acelerador de partículas de 27 kilómetros de circunferencia  y cuya construcción demandó más de 10.000 millones de dólares, puso a científicos de numerosos países a buscar y encontrar el  bosón de Higgs, la llamada “partícula divina”. Se trata de una esquiva partícula que en teoría explicaría por qué la materia tiene masa.  Recordemos que materia es el término para referirse a los constituyentes de la realidad material objetiva, nuestra realidad, es decir todo lo que puede ser percibido por nosotros. Y la masa es la medida de la cantidad de materia que posee un cuerpo.

Los platenses que explican el universo

Como dijimos, en la máquina de Dios trabajan varios platenses, entre otros argentinos. Los físicos, encargados de corroborar los datos recogidos por el experimento, están a las órdenes de la  platense Dra. María Teresa Dova (UNLP), quien fuera la encargada de explicar en conferencia a la comunidad local, junto al Dr. Carlos García Canal, los importantes hallazgos del experimento. Pero no todos son físicos los que trabajan en semejante sociedad internacional. También se necesita un complejo equipo en el que trabajan numerosos informáticos.

Nuestra universidad también se engalana contando con la presencia de algunos de ellos, como es el caso de Alejandro Santos, estudiante y docente de la Facultad de Informática de la Casa de Estudios, llegado hace poco más de un mes al CERN. “Voy a estar un año en Suiza, y mi trabajo no tiene que ver con la física, sino con el software” explica a Hoy al ser consultado.

El docente de Algoritmos y de Matemática, que como pasatiempo estudia Electrónica, cuenta que llegó al proyecto tras presentar su currículum y el apoyo de la Dra. Dova y Javier Díaz, decano de la Facultad de Informática. “El LHC ahora  está en mantenimiento para duplicar su energía, y a fines del 2014 o principios del 2015 lo volverán a encender con nuevas mejoras. Mi trabajo es dentro el grupo de informáticos del ATLAS (una de las áreas de medición del circuito donde se realizan los experimentos): contó.

Además, agregó, “en el grupo hay variedad de perfiles, por ejemplo Matemáticos y Físicos que decidieron trabajar en computación. Es por esto que el experimento del LHC se llama "Colaboración". Específicamente estoy en el grupo TDAQ que se encarga de desarrollar software para el monitoreo controlando que los componentes de la máquina para que estén funcionando correctamente, y para que las lecturas de los sensores tengan sentido. Una parte importante del trabajo consiste en asegurarse que la máquina esté funcionando bien y garantizar la seguridad propia, tanto de las personas como de la máquina misma” explica Santos.

“El sistema informático que está funcionando es gigante. Todo el trabajo pesado, en especial la confirmación del Mecanismo BEH (el bosón de Higgs), se hace con el procesamiento de datos en las 10.000 computadoras que hay acá, en el centro de cómputos” A eso hay que sumarle los 200.000 procesadores de información distribuidos en todo el mundo en universidades y demás grupos de investigación.

Planes para el futuro

El programa del LHC, está definido para seguir funcionando durante las próximas dos décadas, pero la comunidad científica internacional ya mira más allá. Los responsables del centro donde se ha descubierto el bosón de Higgs han comenzado a planear la construcción de un futuro colisionador circular (FCC), que alcanzaría energías sin precedentes dentro de un anillo de casi 100 km.

El  CERN ya mira más lejos y ha decidido lanzarse en el estudio de un colisionador de nueva generación con la esperanza "de ensanchar las fronteras de nuestros conocimientos en el ámbito de la física de partículas", según se indicó en un comunicado.
Experiencias anteriores han demostrado que se requieren muchos años de investigaciones para decidir sobre la infraestructura que requiere el avance de la ciencia.