cultura
Una de las primeras mujeres que dirigió un diario
Matilde Serao fue una pionera en el periodismo europeo, además de una novelista numerosas veces postulada para el Premio Nobel.
Nació en Patras, Grecia, pero se crió en Nápoles; obtuvo el título de maestra y trabajó en los Telégrafos del Estado. En 1885 fue una de las fundadoras del Mattino, que acabaría por convertirse en el diario más leído del sur de Italia, y nueve años después fundó Il Giorno, convirtiéndose en la primera mujer en Italia en dirigir un periódico. En adelante, compaginaría su incansable labor periodística con una exitosa carrera literaria, publicando medio centenar de novelas. Lo cierto es que se convertiría en la voz de mujeres humildes, sufridoras, trabajadoras, a pesar de nunca haber utilizado su posición pública para tratar de mejorar la situación social y política de las mujeres.
Curiosamente, la experiencia de Serao en un mundo dominado por hombres provocó que tuviese una visión poco femenina de ella misma y llegara a identificarse con un “maschietto” en muchos aspectos, principalmente en el campo profesional.
Candidata al Nobel de Literatura en varias ocasiones, destacó, desde los albores del régimen, por sus firmes posiciones antifascistas. “El vientre de Nápoles” es su obra más valiente e innovadora y es el primer gran reportaje literario italiano. La investigadora Lola Ramírez Almazan escribió a propósito de ella: "Hablar de Matilde Serao es, esencialmente, dibujar la imagen de una mujer pionera en ser mujer de nuestro tiempo. Hablar de Matilde Serao es hablar no sólo de literatura, sino especialmente de los naturales vínculos entre periodismo y literatura; es hablar de una escritora-periodista-empresaria, del mismo modo que es hablar de una forma de periodismo concebido como profesión, como vocación, como empresa y como instrumento de formación para los hombres y mujeres de su tiempo. En suma, es hablar del particular aporte de esta mujer en la creación de una nueva sociedad, en la construcción de realidad napolitana e italiana (y femenina) de finales del siglo XIX y primeros del XX".
La fusión entre periodismo y literatura en el caso de Serao se tradujo no sólo en recorrer todas las formas de literatura periodística de su tiempo, anticipar su actividad novelística desde la prensa, satisfacer su necesidad de contacto directo con el lector, sino también, y lo que es fundamental, generar una fusión de temas y técnicas que son propias del hacer periodístico, que en él se desarrollan y enriquecen, para convertirlas en herramientas de su prosa: la cordialidad expresiva, la capacidad de observación, la tendencia a la cuidadosa reconstrucción de ambientes y situaciones, la habilidad para implicar al lector, la alternancia entre distanciamiento realista y participación emotiva. No rehuía escribir sobre la pobreza, la superstición y los retos de la modernidad, pero también celebró la resistencia y la belleza de Nápoles. Su novela más famosa, Il Paese di Cuccagna (El País de Cuccagna), da cuenta de la obsesión de los napolitanos por la lotería, atados la esperanza y la desesperación provocadas por los juegos de azar. Otros libros, como Il Ventre di Napoli (El Vientrede Nápoles), muestran las duras condiciones en la que se vive en los barrios más pobres de la ciudad.
El redescubrimiento de sus trabajos, gracias en parte al trabajo de otras mujeres que tratan de reconstruir una genealogía literaria femenina, ha impulsado una nueva corriente crítica que trata de dejar a un lado la cuestión política y se centra en el enriquecedor mosaico de vidas e historias de mujeres que recorren las distintas posiciones sociales y que llenan sus obras. Por citar un ejemplo, muchas de sus novelas góticas han sido revaluadas recientemente por la crítica, que elogia el talento con el que retrata los problemas de la identidad femenina y los vínculos materno-filiales. Matilde Serao murió en 1927, pero aún se la puede respirar en el aire y la memoria de su amada ciudad.