cultura

Tita Merello vive

Virginia Innocenti presentará en el Teatro Argentino su homenaje a la gran Tita de Buenos Aires, bajo el nombre de Se dice de mí.

El miércoles de la semana próxima Virginia Innocenti presenta en nuestra ciudad su espectáculo teatral-musical, que cuenta la vida y recuerda las canciones más significativas de una actriz y cantante que quedó para siempre en la memoria de nuestro pueblo: Tita Merello.

—¿Cuándo tuviste las primeras noticias sobre Tita Merello?

— Llegaron a través de mi madre. A ella le hubiera gustado ser Tita Merello, como a muchas mujeres de su época. Mi madre tocaba el piano, cantaba, escribía, y por cuestiones de cánones de conducta que debía seguir una mujer, se casó y se dedicó a la crianza de sus hijos, entre ellos yo. Desde muy chiquita ella me fue como compartiendo el fervor por toda la gente que admiraba, los artistas que la conmovían, entre ellos, Leonardo Favio y Tita Merello.

—¿La Tita cantante opacó a la actriz?

—A Tita la mayoría de la gente la conoce como cantante, pero ha sido una de nuestras más grandes actrices de cine; y en sus películas e interpretaciones - tanto en cine como en teatro- tenía un registro que iba desde la comedia a la tragedia. Hay pocos artistas que son capaces de tocar la cuerda trágica.

—Tita está presente desde tu primer disco

—Cuando grabé mi primer disco, que salió en el 2004 y se llamó Habrá, me gustó la idea de meterme con canciones muy escuchadas para pasar el de­safío de reversionarlas. Y entre ellas estaba Se dice de mi. Se la reconoce como una versión bastante particular, con cierta impronta personal. En ese momento me empezaron a ofrecer algunas obras de teatro musical para ver si quería encarnar a Tita Merello. La verdad es que no terminaban de cerrar las obras que me ofrecían porque me parecía que no la contaban, no le hacían honor. Fueron pasando los años y estuve a punto de hacer alguna de las obras y no sucedió. Y me propuse contar mi propio cuento: poder plasmar la mirada que yo tengo sobre el personaje de Tita Merello.

—¿Cuándo fue eso?

—En 2008 me llamaron Lino Patalano y Elio Marchi para sumarme como artista en el Maipo, para inaugurar la sala cabaret. Hablamos con ellos de la posibilidad de que escribiese y estrenemos una obra sobre la vida de Tita Merello. Yo ya venía investigándola, viendo todas sus películas, recabando anécdotas, y me di cuenta que tanto en su repertorio como en varias escenas de las películas que filmó estaba narrada su vida. Entonces hice una selección de las canciones que mejor la contaban. Con la excusa de contar cómo son los minutos previos a morir, fantaseo sobre cómo pudieron haber sido esos minutos o segundos previos a su muerte.

—¿Qué te determinó ir a vivir a Traslasierra?

—La pandemia. Venía de muchos duelos y no quería pasar otro año encerrada en mi casa. Toda mi vida necesité estar en contacto con la naturaleza. No era un lugar nuevo para mí, tengo amigos allá.

Quería una vida un poco más oxigenada , una especie de auto retiro después del fallecimiento de mis padres y de uno de mis mejores amigos, Gabo Ferro. Tuve que ir a recargar energías. Incluso tuve un accidente automovilístico grave. Pero en septiembre de ese año ya estaba de vuelta en Buenos Aires. Rescaté a Tita del olvido y ella me rescató a mí.

—¿Cuáles son los rasgos de la vida de Tita Merello que más te han impresionado?

— Ella es un animal escénico. Es una mujer que se inventó a sí misma en un mundo que le fue muy hostil y que llegó a fuerza de talento a ocupar espacios y tener una voz propia y pararse en el mundo que hasta ese momento - y más en el ambiente artístico y del tango- era un espacio sólo destinado a los varones. Ella empezó, como todos saben, por hambre. Pero a medida que fue logrando imponer su talento, ella empezó a elegir qué hacer y cómo.

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