Unesco premió una nueva forma de producir electricidad

La científica argentina Fabiana Gennari logró reciclar hidrógeno como fuente de energía alternativa al combustible fósil. El mes pasado fue reconocida por el organismo internacional

En la infancia de Fabiana Gennari, ganadora de la última edición del Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia”, siempre abundaron dos cosas: los libros y las actividades al aire libre. Se crió en Vista Alegre, Bariloche, entre plantaciones de manzana y la pequeña bodega de su abuelo, lindante a la casa donde vivió hasta los 15 años. Esos ambientes la fueron iniciando en el mundo de la ciencia hasta ganar el prestigio del que goza en la actualidad. “En la bodega había equipamiento, químicos, y me fui acercando a la ciencia sin darme cuenta demasiado, por la propia curiosidad y el entorno en el que vivía”, contó la profesional.

Cuando egresó de la escuela, Fabiana estudió Ingeniería Química en la Universidad Nacional del Comahue y luego cursó un doctorado. “Toda mi educación fue pública, y en mi formación en el Conicet las becas siempre fueron del Estado”, relató. Desde hace 17 años, lidera un equipo de once científicos en ese organismo que estudia las propiedades del hidrógeno para utilizarlo como un método de energía sustentable que no debe recurrir a combustibles de origen fósil. 

La clave del proyecto de Gennari y su equipo reside en los materiales nanoestructurados que permiten almacenar el hidrógeno de manera limpia y segura. Con el sistema en pleno funcionamiento, por ejemplo, se podría ayudar a brindar confort en los parajes más inhóspitos del país, donde aún no llega el tendido eléctrico. “En esos lugares se puede usar alguna alternativa local, como el sol o el viento, para generar el hidrógeno y tenerlo almacenado en estos materiales para poder disponer de esta energía cuando sea necesaria”, explicó Gennari.

El 25 de noviembre pasado, después de más de una década de trabajo, la investigadora recibió un llamado telefónico: le avisaban que había ganado el premio internacional que todos los años entrega la Unesco, con un incentivo de $250.000 para profundizar el desarrollo del proyecto. “Me alegró muchísimo. Me alegró por mí, por mis padres, por la gente joven del grupo de trabajo, por mi esposo y mis hijos. Aunque es un reconocimiento a la persona, no sería posible si uno no pudiera conformar un grupo de trabajo en el que se sintiera bien todos los días”, contó la doctora en Ingeniería y docente en materias de posgrado en el Instituto Balseiro. 

El Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” se entregó por primera vez en el año 2007 para “reconocer y apoyar la excelencia del trabajo de la mujer en el ámbito científico”. Desde hace una década, lo reciben científicas que tienen un doctorado, menos de 50 años de edad, e investigan en nuestro país. 

También se premia cada año a una investigadora de hasta 34 años de edad, becaria, en etapa de posdoctorado. Esta vez fue María Emilia Villanueva, cuyo equipo de investigación desarrolló el “apósito inteligente”: una especie de “curita” que libera en la herida un agente biocida cuando detecta la presencia de bacterias y así impide las infecciones.

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