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Cuando Paco Urondo entrevistó a Julio Cortázar

En 1970, el poeta que seis años después sería asesinado por la dictadura, entrevistó al autor de Rayuela luego de asistir a la asunción presidencial de Salvador Allende.

Julio Cortázar recién había llegado de Chile, donde había sido invitado a la asunción de Salvador Allende, un presidente que pretendía instalar el socialismo por la vía democrática. Era la primera vuelta a Argentina desde 1962, y decidió quedarse en el país durante diez días. Durante esos días solo dio una entrevista, y fue a su amigo, el poeta Francisco Urondo, quien dialogó con él durante dos horas y media en una vieja casa de Palermo, en una conversación puntuada por varios whiskys, y de la que fue testigo un perro silencioso y un magnetófono que registró el encuentro.

Julio Cortázar era por entonces un optimista con respecto al destino de América Latina: “Estoy absolutamente convencido de que América Latina será socialista, o no será; ahora sé que su socialismo pasará probablemente por una serie de avatares, que se manifestará de maneras tan disímiles como en Cuba y Chile —en un caso es la guerra y en el otro es una elección limpita y sin problemas—; quiero decir que ignoro las modalidades que pueda tomar en otros países”. Veía un mismo mal padecido por todo este continente “y es la monstruosa desi­gualdad social”. Ese –le asegura a Paco Urondo- es un parámetro que vale prácticamente para todos los países de América latina.

En la entrevista, Cortázar hace alusión a la dramática balcanización de América Latina, y la necesidad de retomar los ideales de unidad pregonados por San Martín, Bolivar y Martí, venciendo “la geografía, las distancias, las fronteras y los patrioterismos”. También se dedica a desarmar el paralelismo entre él y el “Che” Guevara, en el sentido de dos argentinos que andan por el mundo y se reencuentran con su su condición de latinoamericanos a través de Cuba: “Creo que ese paralelo entre mi experiencia y la del Che Guevara está fuera de toda escala”. Para fundamentar su desacuerdo reconstruye su itinerario: “ Yo vivía en Francia cuando estalló la revolución cubana. Es decir, que todo eso era a nivel de telegramas: a los franceses les importaba un bledo, y los cables eran de fuente norteamericana, o sea bastante deformados y sin muchos detalles. Sin embargo, algo, una cuestión de olfato, me dijo que eso era importante. Que eso no era, una vez más, un levantamiento contra un dictador. Yo no tenía una idea precisa de lo que era el gobierno de Batista. Lo asimilaba a cualquiera de los otros dictadores del momento, pero algunas declaraciones de Fidel, cuando recibió a aquellos periodistas yanquis, Matthews y demás, me abrieron los ojos. Había una cuestión de tono y me dije: Esto es diferente". Sin embargo, a Cortázar, entonces, no se le ocurrió directamente ir a Cuba. Sentía una simpatía teórica y nada más, la actitud típica del liberal que se imagina de izquierda. Pero cuando los cubanos lo invitaron a ir como jurado del Premio de la Casa de las Américas, le bastó estar un mes ahí, dar la vuelta a la isla y mirar y hablar con la gente, para comprender que estaba viviendo una experiencia extraordinaria, y eso lo comprometió para siempre. Y de golpe se empezó a interesar políticamente por la Argentina, cosa que nunca se le había cruzado por la cabeza.

Paco Urondo hizo hablar a Cortázar de los cambios que vio en la ciudad de Buenos Aires, en particular, la esquina del café London, donde empieza y termina una de las novelas más conocidas de Julio Cortázar, “Los Premios”, un lugar que era el café de su juventud: “ese café donde yo me juntaba con todas mis novias y donde me encontraba con mis amigos y donde todos los mozos eran mis amigos”. Y, casi en el final, Cortázar le confesó a Urondo su condición de hombre de barrio: “ Me crié en un suburbio, en Banfield, y me eduqué en el barrio del Once; viví en Villa del Parque y en Villa Devoto, que eran bastante espesos en esa época. He sido tipo de andar por los cafés de La Paternal y de Villa Urquiza, que tienen lo suyo. Son esas las zonas de Buenos Aires que conozco mejor”.

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