Cristina y su buitre amigo

En su visita a Nueva York para buscar apoyo en el conflicto con los holdouts, la presidenta Cristina Fernández se reunió con el sospechado magnate George Soros, uno de los principales especuladores financieros del mundo que hace negocios con los K

En su visita a Nueva York, la presidenta Cristina Fernández tuvo una reunión muy especial con uno de los mayores buitres, el financista George Soros. Sin embargo, el “buitre bueno” para el gobierno kirchnerista no encaja en el relato oficial maniqueo, que resumen el conflicto por el pago de deuda a los holdouts en la dicotomía “Patria o buitres”.

Soros es uno de los hombres más ricos del mundo (ver aparte) que amasó su fortuna con la especulación financiera y hasta es investigado en los Estados Unidos por sus lazos con el narcotráfico y sus campañas por la legalización de las drogas en ese país. Pero en la Argentina, el cuestionado magnate de origen húngaro es el cuarto accionista privado de YPF y en los últimos días duplicó su participación en la petrolera estatizada llevándola al 3,5%.

Ayer, la presidenta lo recibió en el lujoso Hotel Mandarín donde se hospeda en Nueva York bajó un total hermetismo. De esa reunión, en la que el tema del pago a los holdouts concentraba la atención, participaron también el canciller Héctor Timerman, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini y el vocero Alfredo Scoccimarro.

La reunión se extendió por espacio de poco más de una hora y finalizó minutos después de las 19.30 (20.30 de la Argentina). El encuentro de Cristina con el banquero, tuvo lugar a continuación del encuentro que la presidenta mantuvo con el titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno.

Horas antes, Cristina se había reunido con representantes de centrales sindicales internacionales, donde calificó de “absolutamente depredador” lo que denominó como el "modelo buitre" del sistema económico mundial, al que pertenece Soros, entre otros. Como lo hizo en cada uno de sus mensajes sobre el tema, la mandataria resaltó en diálogo con los sindicalistas que el objetivo de los fondos buitre es "escarmentar a la Argentina que tiene un modelo de desarrollo que no se basó en las indicaciones del Consenso de Washington" y así "tirar abajo" la reestructuración de la deuda. Además, advirtió que la disputa con los holdouts, actualmente en el juzgado de Thomas Griesa en Nueva York, "es alarmante" para todos los países.
Por esa razón, insistió en la necesidad del Marco Regulatorio para la Deuda Soberana, votado en la ONU, porque "si no lo tenemos, otras naciones pueden verse afectadas por otro juez Griesa" y "como en los años '30 podemos tener crisis recurrentes", explicó. "Esto no es 'No llores por mí Argentina?, es 'No llores por mí, the world'", enfatizó entonces porque "lo que está pasando en la Argentina es el espejo de la distorsión en el sistema económico mundial".

La presidenta aprovechó la oportunidad para confirmar que la Argentina abonará el 30 de este mes 187 millones de dólares en cumplimiento de sus obligaciones y volvió a quejarse por el dinero que, por el fallo de Griesa, "quedó en el limbo" según Cristina.

El oportuno desembarco de un personaje oscuro

El empresario húngaro George Soros desembarca en la Argentina en medio de una profunda crisis. Las intenciones son claras: aprovechar la difícil situación de país para adueñarse de los recursos naturales, mientras que Cristina dijo ayer que "se habla de la Argentina como la nueva Arabia Saudita". Su compañía Soros Fund Management LLC compró 8,47 millones de acciones de YPF, por un valor total de poco más de 450 millones de dólares. El húngaro, nacionalizado estadounidense, se hizo con el 3,5% de las American Depositary Receipts (ADR), como son denominadas las acciones de las empresas argentinas que cotizan en la bolsa estadounidense de Wall Street.

Soros ocupa el puesto 23 entre los hombres más ricos del mundo y es mundialmente conocido como uno de los artífices del Miércoles Negro, una inescrupulosa maniobra financiera que significó la quiebra del Banco de Inglaterra.

En una compleja operatoria, un buen día de 1992 Soros vendió 10 mil millones de libras para comprar marcos alemanes. Inglaterra, con el objetivo de defender su moneda, compró compulsivamente 15 mil millones de su propia divisa y subió las tasas de interés en un 15%, para hacerla más atractiva. Pero ya era tarde, la única opción para los ingleses fue abandonar el tipo de cambio semifijo establecido con los demás Estados de la entonces Comunidad Económica Europea y soltarle la mano a la libra.

La divisa de la Reina cayó un 15% contra el marco alemán y otro 25% contra el dólar. Soros tomó sus marcos y volvió a comprar las libras heridas en la batalla.

Mientras millones de ciudadanos perdieron sus ahorros en medio de la inescrupulosa operatoria, el magnate sumó 1000 millones a su ya abultada fortuna.

CFK busca el apoyo de la ONU

La presidenta Cristina Fernández se reunió ayer a la tarde durante media hora con el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Durante la audiencia, que fue la primera de las agendadas en su estadía en Nueva York, la jefa del Estado buscó el apoyo de la ONU en el conflicto del país con los holdouts. Ban Ki-Moon aseguró ayer que los estados miembros de esa organización deberían "discutir más" sobre el problema de la deuda argentina.

"El secretario general manifestó (...) que ésta es una cuestión importante para que los estados miembros discutan más", señaló un comunicado de la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas, en la previa a la Asamblea General del organismo que comenzará mañana.

La Asamblea General de la ONU adoptó el pasado 9 de septiembre una Resolución impulsada por el G-77 más China a pedido de la Argentina para redactar un marco legal que regule las reestructuraciones futuras de deuda soberana, en medio de la batalla contra los fondos buitre.