El gobierno K hace lo que no pudo Inglaterra

Un buque que actuó en la guerra de Malvinas, se hunde por falta de mantenimiento. Una marca registrada de la gestión kirchnerista, que sigue destruyendo las Fuerzas Armadas

La desidia del kirchnerismo para con las Fuerzas Armadas y el sistema de defensa nacional es cada vez más notoria, dejando huellas que no hacen más que lastimar al país. Luego de los papelones con la Fragata Libertad y la Corbeta Espora en tierras africanas, ahora la cruda realidad golpea en el ARA Santísima Trinidad, un buque histórico de la guerra de Malvinas que está hundiéndose en el muelle sur de la dársena de la Base Naval Puerto Belgrano por la rotura de una válvula de seis pulgadas.

Ayer, luego de que la noticia saliera a la luz, la Armada informó en un comunicado que “ante la cantidad de agua embarcada que superó la capacidad de las bombas de achique, se procedió a retirar al personal que se encontraba trabajando y a los buques próximos que se encontraban amadrinados junto a él en la espera que la embarcación toque fondo con la baja (de la marea) y de esta manera poder trabajar con mayor seguridad”. Sin embargo, las voces del go-bierno nacional brillaron por su ausencia, algo que, a esta altura, ya es moneda corriente en casos donde las irresponsabilidades quedan totalmente al descubierto.

Justamente, la situación del Santísima Trinidad vuelve a poner en el tapete el rol protagónico de los K -acompañados por el menemismo- en su cruzada por destruir a las Fuerzas Armadas a cualquier costo y permitir que nuestro país esté en inferioridad de condiciones para defender la soberanía del territorio y los recursos naturales (como los que existen en abundancia en la Antártida). “El problema de la Santísima Trinidad viene desde hace rato, porque es un buque de origen británico que tiene ya unos cuantos años y en general no se podía usar porque era muy difícil de navegar y su mantenimiento era muy complicado. Aún así, siempre había una cuota de mantenimiento”, dijo a Hoy el exsecretario de Asuntos Militares de la Nación, Ángel Tello, y añadió: “ésto es un desastre que se suma al caso de -las corbetas- Espora o la Rosales que se había quedado en Sudáfrica y refleja una crisis terminal”. Según Tello, el actual “es un panorama muy complicado que incluso revertirlo va a costar mucho esfuerzo y tiempo porque esto no es fácil”.

“Hay que poner una inyección de dinero adecuada y hay que hacer planes de orientación de gastos para el futuro. Y por otro lado, rescatar lo mejor de la formación de los hombres de las Fuerzas Armadas”, concluyó.

Un destructor de larga data que quedó en la ruina

El ARA Santísima Trinidad fue un destructor de la Clase Tipo 42 gemelo del ARA Hércules, cons-truido en Inglaterra en la década del '70. También es de la misma clase de destructores que los británicos HMS Sheffield y HMS Coventry, ambos hundidos durante la guerra de Malvinas que puso en vilo al país en 1982.      

En detalle, el buque nacional operó efectivamente solo ocho años y su última navegación fue en junio de 1989, cuando por el embargo británico posterior a la guerra comenzó a ser "canibalizado" -le quitaron partes para ser reutilizadas en otros navíos- para que su gemelo, el D-1, continuase operativo.

Asimismo, y según explicó la misma Armada, el destructor pasó a la condición de "receso temporario" en el año 2000 y "radiado definitivamente del servicio activo en el año 2004. Desde esa fecha le fue retirada su tripulación y solamente permanecía a bordo una mínima cantidad de personal de guardia".

Brasil, el ejemplo que no se toma en cuenta

Uno de los espejos en donde jamás se mira el Gobierno es el de Brasil, donde la preocupación por el sistema de defensa nacional motivó a una serie de políticas exitosas. Sin ir más lejos, las estadísticas de los últimos años muestran que mientras en Argentina la Armada cuenta con 18.300 efectivos, en el vecino país la cantidad es de 61.000. Lo mismo sucede con el ejército -donde hay 217.800 efectivos brasileños frente a los 41.400 argentinos- y en la Fuerza Aérea -con 13.300 en contraposición a los 63.500 de Brasil-. Todo esto sin tener en consideración el profundo avance tecnológico e industrial que permitió mejoras en muchos aspectos.
“Parece que Brasil ha asumido una posición en el mundo en cuanto a liderazgo. Y a partir de allí se han dado todos los medios para esto, no solamente económico, industrial, sino también en cuanto al desarrollo del sistema defensivo”, sostuvo Ángel Tello (foto) a este diario. Y añadió: “quieren que Brasil sea el socio industrial, y a este paso vamos a terminar como los empleados de Brasil”.

La Fuerza Aérea también se encuentran en riesgo y se enciende la alarma

El temor por los alcances de la política destructiva del gobierno   kirchnerista en torno a la defensa del territorio nacional se profundiza cada vez más. El presupuesto total de las tres armas -Ejército, Marina y Fuerza Aérea- apenas representa el 1,7% de los gastos estatales, un tercio de la asignación presupuestaria que destina Brasil y Chile.

Uno de los que alzó la voz fue el legislador nacional por Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas, quien, durante el show montado  en la ciudad de Mar del Plata para recibir a la Fragata Libertad, deslizó que “este gobierno bajó el presupuesto de la Fuerza Aérea y la Armada para patrullajes y debe alquilar un avión por miedo a un embargo al Tango 01”.

En la misma sintonía se expresó el especialista en relaciones internacionales Ángel Tello durante la entrevista que mantuvo con este medio, resaltando nuevamente que “a las Fuerzas Aéreas les bajaron las horas de vuelo en el presupuesto nacional, un porcentaje importante para este año. Entonces el sistema Mirage ya no vuela por temor a que se caigan los aviones. Por eso digo que estamos en una situación complicada y acá lo que hay es una clara intencionalidad política”.

Lo cierto es que, si se recurre a datos históricos del país, en la década del '40 -durante las primeras presidencias de Juan Domingo Perón- el presupuesto de las Fuerzas Armadas pasó del 17% al 45%, porcentaje que en la Argentina de hoy sería insólito, más que nada por la falta de interés de los K en mantener a la defensa nacional en los primeros planos, tanto en Latinoamérica como
en el mundo.