Impuesto a las Ganancias: Gatopardismo al extremo

Fiel al doble discurso imperante en el gobierno, Axel Kicillof anunció una reducción en Ganancias que no termina siendo tal y que modifica poco lo existente actualmente. El arte de anunciar cambios para que nada cambie en la realidad

A lo largo de la mal llamada década ganada, el kirchnerismo ha incurrido en un fuerte gatopardismo, es decir, cambiar algo para que nada cambie. En sus frecuentes discursos el gobierno ha prometido muchos cambios que en la realidad no se dieron nunca, y que sólo tienen como objeto mantener el status quo.

En una muestra más del doble discurso del gobierno, en el día de ayer el ministro de Economía, Axel Kicillof, anunció una reducción en las alícuotas que gravan a los ingresos de los trabajadores que ganan en bruto entre 15 mil y 25 mil pesos mensuales, argumentando que el mismo representa un claro reajuste en el Impuesto a las Ganancias, cuando en realidad no significa nada de eso.

Según el titular del Palacio de Hacienda, esta medida, que "no implica un cambio en el mínimo no imponible" para la IV categoría del impuesto a las ganancias, "beneficiará al 68 por ciento" de los trabajadores que hoy pagan ese tributo, el cual alcanza, según precisó, "al 11,3 por ciento del total de los asalariados registrados".

Para ejemplificar la reforma, Kicillof adujo que un trabajador soltero que hoy gana 20.000 pesos por mes y que paga $ 2.066 de Ganancias, ahora pasará a pagar 1.405 con una ganancia de bolsillo del 5%, mientras que aquel soltero que gane $ 25.000 y que paga $ 3.310 pasará a pagar $ 2.727, lo que representaría sólo una ganancia del 3% en su sueldo.
El trabajador casado y con dos hijos que gana $ 20.000 y pagaba $ 1.280, pagará ahora $ 397 con una ganancia neta de salario del 6%, mientras que aquel que gana $ 25.000 y abonaba $ 2.193 ahora tributará $ 1.479 lo que significa una ganancia de bolsillo del 4%.

Falsa ficción K

El Impuesto a las Ganancias ha generado fuertes reclamos sindicales y ha llevado a que la presidenta sufra 4 paros generales en los últimos años, sin que desde el Ejecutivo se haya escuchado a los mismos y siga sumergido en una realidad paralela que poco tiene que ver con lo que le pasa a un grueso sector de los trabajadores en su cotidianeidad.

En distintas oportunidades, en las páginas del diario Hoy se planteó que es una aberración jurídica que actualmente haya cerca de un millón de trabajadores alcanzados por este tributo. En rigor, “la ganancia” o plusvalía es lo que obtiene el empleador producto del trabajo de su asalariado, y como tal abona impuestos por dicho concepto. En otras palabras, para sostener el gasto público improductivo, el fisco termina haciendo una doble imposición que recae con mayor peso, principalmente, sobre la clase media. ¿Qué obtienen a cambio los asalariados, muchos de los cuáles dejan sumas equivalentes a un medio aguinaldo en las arcas del Estado? Prácticamente nada, ya que este mismo Estado, que es voraz a la hora de cobrar impuestos, brinda servicios cada vez más deficientes en materia de salud, educación y seguridad.  

En el avance de la casi esquizofrénica doble moral que rige en las altas mentes del gobierno, Kicillof gastó minutos para explicar un cambio que no es ningún cambio y que sólo significa que el autoproclamado gobierno de los “Derechos Humanos”, mantiene un elemento recaudatorio creado bajo la dictadura de José Félix Uriburu, por el sólo hecho de seguir haciendo “caja”.

La idea del gobierno es pagar el costo político de mantener el Impuesto a las Ganancias porque para ellos sólo afecta a una pequeña parte de la población, que ha sido la beneficiada por el “modelo”  y que no es el nivel del votante medio del kirchnerismo, por lo que relega estos cambios y espera que el que los haga sea la administración que asuma en el mes de diciembre.

Apelar a frases grandilocuentes  es una de las constantes que ha mostrado el oficialismo a lo largo de la última década para exponer un relato al que sólo creen sus adherentes más duros y que en el resto de la sociedad es rechazado por sus  dosis de mentiras y endebleces.


Repercusiones del anuncio oficial

La decisión del gobierno kirchnerista de reducir de las alícuotas que gravan a los ingresos de los trabajadores que ganan en bruto entre 15 mil y 25 mil pesos mensuales, despertó fuertes críticas del arco opositor.

El titular del radicalismo y precandidato presidencial, Ernesto Sanz, expresó que "hace falta que el gobierno empiece a perder elecciones para que tome las medidas que reclama la gente. Cuando perdieron las PASO en 2013, subieron el mínimo imponible y en 2009, tomaron la idea de la oposición, decretaron la Asignación Universal por Hijo.

Por el bien de todos los argentinos es necesario que sigan perdiendo elecciones”.
Para el diputado nacional Claudio Lozano, manifestó que lo anunciado por el gobierno “es un nuevo parche en el impuesto a las Ganancias. La decisión del gobierno configura un verdadero engendro por el cual pospone lo obvio: actualizar el mínimo no imponible colocándolo en el nivel que se tenía en 1997/98 (el doble de la canasta familiar de un asalariado en la región metropolitana) y actualizar las escalas que hace 15 años no se actualizan".

La izquierda tampoco se quedó al margen de las críticas al anucio efectuado por ministro de Economía, y en la voz del dirigente del Partido Obrero, Gabriel Solano, aseveró que “lo de Kicillof es un parche para imponer paritarias 10 puntos debajo de la inflación, incluso para los trabajadores que no pagan Ganancias”.