El ajedrecista cantó jaque mate

Diciembre del 2018: Gabriel Pellegrino encabezó la delegación del equipo que viajó a Mendoza para jugar la final de la Copa Argentina justo 24 meses después de haber concursado al club. El buen momento deportivo (fue la primera vez después de mucho tiempo que llegaba a definir un título) hizo olvidar la situación económica y financiera de la institución.

Febrero del 2019: por teléfono, y desgastado por la relación con Pedro Troglio, el presidente de Gimnasia echó al entrenador casi dos meses después de haber llegado a la final del certamen federal y puso en su lugar a Indio Ortiz. Con esa maniobra, rodó la cabeza del secretario de comunicación y medios del Lobo, Luis Rivera.

Junio del 2019: Gabriel Pellegrino dejó ir a Santiago Silva y transfirió por poco dinero a Jan Hurtado, desarmando el equipo que con el Indio había empezado a funcionar.

Agosto del 2019: con los primeros malos resultados, el titular del club le soltó la mano al histórico defensor y ante la primera ola de fuertes críticas lo empujó a dar un paso al costado.
En ese mismo mes, tras recibir insultos de los hinchas y socios en la cancha, antes del Día del Niño comunicó públicamente que no se presentaría a elecciones y que le dejaría el mandato a otros socios.

El 28 de agosto comenzó a gestionar la llegada de Diego Maradona y el 5 de septiembre del 2019 logró cambiar insultos por elogios al presentar a Diego como entrenador del equipo en un estadio lleno en 60 y 118. Una maniobra digna de un alfil, que al ver en jaque a su reinado se movió con sutileza en un tablero de ajedrez para acallar a detractores.

Noviembre del 2019: Pellegrino se bajó de la candidatura a la presidencia (la misma que había rechazado en agosto) y provocó que Maradona renuncie a la conducción técnica del equipo. Estallido social, marchas a la sede y amenaza a los candidatos de la oposición para que no se presenten a elecciones.

Diciembre de 2019: Pellegrino reclamó la unidad, aceptó abrir el juego y sumó a Jorge Reina, Raúl Tassi y Antonio Gargiulo para renovar a su gobierno, claramente desgastado por aquellos días. Otra jugada de ajedrez, ya que en menos de un mes lograría dar vuelta las encuestas, y ganar las elecciones ratificando la continuidad de Maradona.

Ya en 2020, con la pandemia, el ajedrecista de Gimnasia apuntó a la AFA: esgrimiendo al Rey de Reyes en su equipo (Maradona) apoyó, empujó y gestionó la abolición de los descensos y el final de la temporada. Y lo logró una vez más…
En la mitad del año, ya cuando logró dejar al equipo en Primera con la abolición de los descensos, tomó distancia de Maradona, puso condiciones para renovarle el contrato y luego se terminó alejando del entorno del Diez para cederle su lugar a Alejandro Ferrer.

Había logrado casi todos los objetivos con el Diez: quedarse en Primera y aplacar las críticas con la “unión” de algunos socios.

Pero habría más…

El noviembre pegó el portazo aludiendo diferencias internas de la Comisión Directiva. Pero otra vez, como había ocurrido un año atrás en el mismo mes del 2019, logró revertir la situación, llevar agua a su propio molino, convencer a los dirigentes indecisos de no contratar a Radaelli y juntar los votos necesarios para debilitar internamente al vicepresidente Jorge Reina. Su principal rueda de auxilio en los momentos difícil, y también su sombra en el protagonismo en la toma de decisiones.

El ajedrecista cantó jaque mate. Otra vez salió bien parado y su principal competidor dentro del gobierno del Lobo está a punto de pegar el portazo y presentar la renuncia.

El 2021, por la coordinación de juveniles, el sintético de la cancha de hockey, el apoyo al fútbol femenino o a la terminación de una platea, los celos internos se llevarían puesto a uno de los directivos que más capital humano y económico le aportó al Lobo en los últimos meses.
El ajedrecista cantó jaque mate…