Es la Gloria o Devoto

Colón Gimnasia Gimnasia Colón, dos clubes a los que adoro y que son increíblemente agradecidos conmigo. Uno de ellos porque, si la AFA lo hubiese querido, quizás llegábamos hasta la final de la Libertadores; y el otro porque siempre lo respeté cuando dirigí a su implacable oponente, Estudiantes. Porque, a pesar de lo que me decían en este club, jamás dije públicamente lo que ellos querían: que odiaba a Gimnasia. Nunca lo dije. Además, porque en el bosque descubrí mi vocación docente y pude llevar adelante una hermosísima experiencia en natación y con chicos de otras capacidades durante 6 años, aparte de haber sido colono de los ocho a los 12 años.

Colón hace muy poco logró su primer campeonato; y Gimnasia, si bien estuvo al borde de lograrlo dos veces, sin contar lo que pasó en el año 1970, que sería la tercera, todavía no logró su primer título. La única gran diferencia que veo es que Gimnasia, para bien o para mal, vivió en democracia en sus últimos 30 años; y Colón, en la mayoría de los últimos 30 años, fue manejado siempre por un “patrón de estancia”, que solamente él podía decidir absolutamente todo.

El patrón de estancia es muchísimo muchísimo más responsable hoy que el gobierno actual que tiene Gimnasia; porque el dictador santafesino manejó y maneja hace años a Colón de Santa Fe, y es total y absolutamente el único responsable de la situación que hoy vive dicho Club. En cambio, la dirigencia actual de Gimnasia, con errores o no, ha heredado situaciones y realidades que estaban muy lejos de ser las ideales.

Sin ninguna duda, habrá masivas movilizaciones de hinchas para apoyar a su respectivo equipo desde el sur de Rosario, es decir, desde La Plata; y desde el norte de Rosario, o sea desde Santa Fe. Está claro que ambos equipos convocarán a una gran cantidad de fanáticos. Cuando tuvo que acompañar, el apasionado hincha tripero siempre estuvo; y Colón, conmigo como técnico, llevó 15,000 personas a Paraguay, lo cual fue un verdadero récord. Otra vez llevó 25,000 personas a Asunción. Entonces, ni hablar que va a agotar absolutamente todas las entradas que le den, como así también pasará con la gente de La Plata.

Yendo al aspecto estrictamente futbolístico creo y estoy convencido de que las finales, además de que hay que ganarlas, más allá de jugar como se juega exigen un tratamiento especial. Porque no son un partido más del Campeonato, una final es una final.

Todos estamos cansados de ver en la historia del fútbol del mundo que el favorito es derrotado. Que el que tiene más talento es derrotado por el planteo del otro. Que el que tiene menos riqueza individual termina ganándole al que tiene más riqueza individual. Y ustedes deben preguntarse por qué se da eso. Se da eso porque en este tipo de partidos la estrategia para inhibir lo mejor del rival en ataque es decisiva. Y porque en estos partidos aquellos jugadores que son los encargados de crear el desequilibrio y ganarlos tienen que estar en lo más alto de su nivel. Los dos se pararán casi iguales. Entonces, ya hay un error de las dos partes, porque si el rival mío se va a parar 4-4-2 yo no me puedo parar 4-4-1 .

Todo eso sería largo de explicar, pero fundamentaría por qué digo que la estrategia defensiva en una final es decisiva. Será un partido en donde lo físico, lo técnico, lo que corresponda a la interpretación del juego, la creatividad, el manejo de las pelotas paradas, etcétera, dependerán solamente de un factor y solo uno para llevar a alguno de los dos equipos al triunfo. Sin duda, para que a uno u otro equipo durante el juego se le presenten mayor cantidad de tiempo situaciones favorables, tendrán mucho que ver las dos cosas que he resaltado arriba: uno, lo estratégico; y dos, lo mental, lo emocional, el carácter, el temperamento y la personalidad de los jugadores que integran cada uno de los equipos.