La última aventura del Doctor en el banco de suplentes fue en la temporada 2003-2004, cuando regresó al Pincha para salvarlo del descenso. Debutó con victoria 2-1 ante Talleres y dejó un sinfín de historias con su sello: desde el “Gatorade” hasta los entrenamientos en plena madrugada.
El Pincha venía muy mal. En el Apertura 2002 había finalizado anteúltimo y en el Clausura 2003 no habían cambiado las cosas. Para colmo, perdía el clásico por 4 a 2 ante Gimnasia, y el técnico Oscar Malbernat, campeón del mundo con el club, presentaba su renuncia. El promedio comenzaba a inquietar a Estudiantes, su Estudiantes, cuando Carlos Salvador Bilardo fue reclamado por la comunidad albirroja y no pudo negarse al destino.
“Vino el Flaco Poletti, me llamaron la Brujita Verón desde Inglaterra y Martín Palermo desde España”, contó ya instalado en el Country.
A los 65 años, asumió por cuarta vez como entrenador del club con el que supo conquistar el mundo. Fue la última etapa del Doctor en un banco de suplentes, más allá de que luego continuó ligado al fútbol como mánager de la Selección y también como periodista, además de incursionar en otras actividades, como la política y la actuación.
Fue por la fecha 11 del Clausura 2003, cuando el Narigón se volvió a sentar en el banco para dirigir al equipo en lo que sería victoria por 2 a 1 ante Talleres (doblete del Tecla Farías en 60 y 118). A 19 años de aquel suceso, el recuerdo todavía está latente en la retina y los corazones albirrojos.
El retorno de Bilardo determinó una masiva concurrencia, con más de 30.000 espectadores en el Bosque platense, donde el Pincharrata hizo las veces de local al tener su estadio suspendido.
Corría el 22 de febrero del año 2004 cuando Bilardo protagonizaba uno de los hechos más atípicos de la historia del fútbol doméstico en la cancha de River. De aquel día salió la famosa frase “Tiene Gatorade, señorita”, en referencia a una botella de espumante que el Doctor había abierto en la cancha, previo al partido, y que desencadenó un revuelo cuando se lo quisieron llevar del estadio. Lo hizo para molestar a quienes decían que su equipo no jugaba nada bien.
Una pretemporada austera
Narrado por un periodista de este multimedio, los futbolistas bajaban del micro con cautela, observando el panorama con cierta incredulidad. El plantel llegaba a Mar del Plata para la pretemporada y frente a ellos estaba el Hotel Varna, dos estrellas, dos pisos y con 21 habitaciones. Humilde, pero acogedor. “Estamos bien, un poco apretados, pero bien”, aseguró el técnico campeón del mundo ante los medios que realizaron la cobertura en Punta Mogotes.
El día que se autodespidió
Ya en el año 2004, Estudiantes perdió 4-1 ante Independiente en su estadio de 1 y 57. “La culpa de la derrota la tengo yo. Es más: si fuera el presidente del club me llamo y me digo Váyase”, comentó con risa contenida. El Doctor no se autodespidió, pero sí se aplicó un castigo: se encerró en el Country de City Bell para “no perder tiempo en los viajes”. En Estudiantes, Carlos Salvador patentó las “maratones musicales de entrenamiento”. Prácticas que duraban entre siete y 11 horas, algunas más numerosas y otras menos; con trabajos más específicos o generales.
La campaña en números
En los nueve partidos restantes del aquel Clausura, el Pincha ganó cuatro encuentros, empató cinco y no perdió. Justamente lo que necesitaba era no perder, y Bilardo lo hizo. Luego, continuó en su cargo hasta mediados de junio del año 2004, redondeando buenas campañas que lograron sacar definitivamente al club de los puestos del fondo, y con una base de jugadores de lo que sería el equipo campeón del año 2006.