Mejora la salud de Chano: podría recibir el alta esta semana
Marina Charpentier, madre del músico, aseguró que su hijo se encuentra "mucho mejor" y "avanzando milagrosamente" en su recuperación.
La actriz y cantante compone una lograda interpretación de Anastasia, una duquesa que busca captar la atención de un hombre para lograr el objetivo de que vuelva a su pueblo y se case con ella.
10/08/2021 - 00:00hs
Todos los sábados y domingos en El Tinglado, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ana María Cores se transforma en Anastasia, la duquesa que intentará convencer a un joven agobiado por penas y su pasado en Los soviets de San Antonio, una comedia negra diferente. Diario Hoy dialogó con Cores para conocer detalles de la vuelta al teatro y su impecable trayectoria.
—¿Cómo fue la vuelta al teatro?
—En realidad en diciembre del año pasado empecé a ensayar la obra Mi don Imaginario, un homenaje a Hugo Midón y Carlos Gianni, e hicimos cuatro funciones en el anfiteatro del Parque Centenario de la Ciudad de Buenos Aires, además de algunos espectáculos por streaming. Claro que esta es una vuelta al teatro más sostenida y me siento bárbara, estar en el teatro en vivo con el público es maravilloso, sentir la respuesta inmediata, es maravilloso.
—¿Cómo llegaste a Los soviets?
—Gracias a Iardena, que es la productora. Me llamaron para contarme que tenían una obra de Víctor Winer, a quien conocía, y me la enviaron y apenas la leí me pareció muy graciosa y el personaje me encantó, además cuando me dijeron que la iba a dirigir Mariano Dossena, perfecto, porque es la tercera vez que hago un espectáculo con él, que es alguien que da justo en aquello que no está bien, además de tener un humor que me encanta. Ya había trabajado con María Viau, que me parece maravillosa y al resto de actores que no conocía, fue un placer conocerlos, al igual que meterme en Los soviets de San Antonio, que cuando ensayábamos decíamos que si la gente se reía como nosotros, iba a ser bárbaro.
—¿Qué fue lo que más te gustó de la duquesa?
—Apenas lo leí inventé un acento, me gusta aprenderme la letra, fui a los ensayos así, ya olvidándome de la letra y jugando, además empezamos rápidamente con todos a hacer las escenas.
—¿El vestuario ayudó a ponerte en personaje?
—El vestuario me encantó, porque además la dualidad de estar vestida así y estar en esa pensión lúgubre, triste, espantosa, es aún más gracioso.
—La obra comienza con grandes dosis de humor para luego introducirse en una pesadilla. ¿Fue complicado ingresar en ese tono?
—Esta obra es una comedia negra, si bien es desopilante por las situaciones que transitan los personajes, delirantes, después la obra se oscurece y suceden otras cosas, y creo que nos fue llevando la misma obra escrita por Víctor Winer, y el final va llegando de a poco y se va metiendo de a poco, sin saber cómo, pero llegando a eso.
—Saliendo de la obra, me gustaría saber, ¿cuál es el secreto para mantenerse siempre vigente?
—¿Lo decís por mí? (Risas) Voy a cumplir 50 años con la profesión y he trabajado siempre y cuando no lo hice porque no me llamaban impulsaba proyectos propios, porque creo que es la manera, es una profesión muy difícil, sobre todo para nuestro país, porque es casi un milagro mantenerse activa por 50 años. Siempre estoy proyectando cosas, tengo en carpeta muchos trabajos, shows donde canto y creo que esa es la manera, estar proyectando siempre. Antes de la pandemia grabamos, por ejemplo, El ristorantino de Arnoldo con Diego Topa, que él me veía a mí cuando trabajaba en los infantiles, y lo sigo haciendo, como Mi don Imaginario, donde muchos me recordaban, y ahora las nuevas generaciones me ven, porque los traen los padres que me veían cuando eran chicos. Hice durante muchísimo tiempo teatro infantil, que lo hacía a la tarde, y a la noche hacía teatro para grandes, es una cadena de gente que te va viendo siempre y el hecho que una esté trabajando siempre hace que te sigan convocando.
—Fuiste parte de la mayoría de las grandes producciones musicales que se hicieron en la Argentina, ¿soñás con ser parte de alguna que aún no hayas participado?
—No tengo algún personaje que diga “me gustaría hacerlo”, creo que a medida que me van proponiendo cosas o voy pensando, digo “qué lindo hacerlo”, como cuando imaginé La novia de Gardel, que se transformó en un espectáculo. Creo que uno va inventando y pensando en cosas para hacer y las vas haciendo, pero no sueño con un personaje en particular porque cuando tengo ganas lo hago.
—¿Qué es lo que más te gusta de interpretar a Anastasia?
—Me da la posibilidad de hacer comedia, que hace mucho tiempo que no hacía, y menos tan desopilante, hacer comedia me gusta mucho, todo lo que hago, incluso dirigir, como lo hice en Simplemente Eladia, a Susan Ferrer, en un espectáculo sobre Eladia Blázquez, que fue la primera vez que lo hice, fue un placer, y Anastasia me da la posibilidad de divertirme haciendo comedia.