David Duchovny: “Cuando conducís tratás de ser un puente entre la audiencia y el tema”

Todos los jueves a las 21.50 horas se puede ver en History un nuevo episodio de Expedientes clasificados con David Duchovny, donde a partir de documentos recientemente desclasificados, la serie expone la verdad sobre bases secretas bajo montañas y hielos polares, planes espaciales que parecen de ciencia ficción e incluso proyectos para detonar la Luna o encubrir catástrofes cósmicas. Duchovny cuenta detalles de su participación en la propuesta.

—¿Qué tipo de experiencia puede esperar el público de este programa?

—Bueno, creo que lo que más me gustó del tema del programa es que algunos de estos casos tienen una importancia histórica mundial, y otros son raros, extraños o incluso graciosos. Entonces, como que la forma en que se presentan en la serie fluye. Algunos de estos casos, de la Guerra Fría, de MKUltra, o fenómenos de ovnis, la gente los conoce o cree conocerlos, tienen una idea de cuál es la historia. Pero aquí se trata de la versión oficial del gobierno, que estuvo clasificada durante mucho tiempo. Así que es interesante ver tanto lo trascendente como lo trivial.

—¿Trabajar en este programa te hizo sentir un poco como Fox Mulder en la vida real?

—No, en realidad no, porque cuando interpretás un personaje, está lo que dice y está el diálogo en sí, pero lo esencial para el actor es hacerlo real, lo que hay debajo. Entonces, aunque el tema fuera lo paranormal o los extraterrestres, eso no era con lo que yo trabajaba como actor. Nunca se me metió nada de eso, simplemente intentaba darle cuerpo a lo que decía. Así que no, no me puso en ese espacio. Es como la otra cara de la moneda. Los expedientes secretos X es ficción, drama, son los personajes. Esto es más bien un documental histórico, basado en documentos clasificados que, con el tiempo, se desclasifican según la ley estadounidense. Y ahí obtenemos la historia real: quiénes fueron los protagonistas, qué acciones tomaron. No se trata de legitimar teorías conspirativas, sino de contar hechos históricos.

—Y evitaste proyectos parecidos desde Los expedientes secretos X. ¿Qué te hizo aceptar este?

—Esto no es actuación. Si me hubieran ofrecido una película o una serie de ficción de este estilo, hubiera dicho que no, porque ya hice eso. Pero esto es otra cosa: es presentar, conducir, algo más cercano a un documental. Muy distinto. A propósito me había mantenido alejado de programas relacionados con Los expedientes secretos X, con ficción, porque pensaba: “Hicimos un gran trabajo, ¿para qué volver? ¿Por qué intentarlo de nuevo, salvo que hiciéramos lo mismo otra vez?”. Pero cuando apareció este proyecto pensé: “Ah, esto es un aspecto diferente”. Acá solo conduzco. Es otra manera de hacerlo. No estoy actuando, no estoy interpretando un personaje, no estoy repitiendo al mismo personaje. Lo que hago es revelar estas actividades que ocurrieron y que fueron clasificadas y ocultas. Y tenemos una ley muy buena, al menos todavía la tenemos en este país, quién sabe por cuánto tiempo más, que obliga a desclasificar después de ciertos años. Creo que, de algún modo, funciona como un freno, porque la gente sabe, tal vez no en vida, pero sabe que eventualmente se va a descubrir lo que hicieron. Y de eso trata el programa.

—¿Qué tan diferente es conducir un programa en comparación con actuar?

—Es muy diferente. Cuando conducís un programa así, tratás de ser un puente entre la audiencia y el tema. Sos como un canal que presenta la información al público y tratas de ser un buen anfitrión. Es mucho más simple que intentar construir una actuación como actor.