Así se expresó el compositor Martín Remiro sobre el ciclo de conciertos abocados a la experimentación que ofrecerá junto a un equipo integral, con artistas y amigos invitados.
Durante una entrevista con este multimedio, el músico y compositor Martín Remiro brindó los detalles sobre Divergencias Sonoras, el ciclo cultural que inaugurará el 2 de septiembre a las 21 en avenida 1 casi 49.
Respecto al proyecto en cuestión que se trae entre manos junto a un equipo integral, reveló: “Es un ciclo de conciertos dedicado a la experimentación sonora. La premisa de estos encuentros será mostrar las búsquedas y caminos a donde nos lleva la exploración de las posibilidades que da el sonido… Que los artistas de distintas disciplinas muestren, se salgan por fuera de los círculos habituales y que el público se anime a sorprenderse, ampliar su escucha y abrirse”.
Para esta ocasión, con entrada libre y gratuita (aunque los interesados pueden prestar una colaboración al sobre), se presentarán los referentes culturales Julián Di Pietro, Laureana “Buki” Cardelino y Barullo.
—¿Bajo qué circunstancias nace o se gesta el proyecto?
—Surge por una necesidad constante de generar instancias de encuentro, de vernos y escucharnos, de saber por dónde andan artistas que no están en el clásico line up de bandas en un sentido clásico y tradicional de recital, o algunos sí lo están pero aquí van a mostrar otras cosas.
—¿En qué contexto se dio? ¿Cuáles son las aristas fundamentales de esta propuesta?
—Se da en un contexto de nuevos recorridos personales que fuimos trazando, de búsquedas sonoras y experimentación. Sumado a que ya pasó el tiempo de encierro y necesitamos vernos. Acelerados están los tiempos y las nuevas formas de creación, con los archivos digitales que van y vienen, y así y todo, necesitamos un momento para estar en un mismo sitio, vernos y dejarnos llevar por la escucha. Ese día será el primer viernes de cada mes, en principio -y por ahora- hasta noviembre.
—¿Cómo se crea esta primera edición o instancia en un espacio determinado?
—Esta primera edición de Divergencias Sonoras se viene dando de manera amable y fluida. Se trata de un espacio que nos abre su casa y los artistas que tienen ganas de hacer y contar.
—¿Qué sensaciones te rodean ante este hecho cultural?
—Nervios, ansiedad, manija… Todo junto.
—¿Cómo se da la elección del repertorio instrumental? ¿Cómo se integra la propuesta?
—Justamente no hay “un repertorio” y tampoco una intención “instrumental”, lo que sí está presente es la premisa de hacer arte con sonidos, que no necesariamente se considere música-canción. En este sentido, se trata de nuevas maneras de hacer, con objetos, con voz, con músicas también sí, etc.
—¿Por qué recomendarías a la gente que concurra a la serie de encuentros que están programados para el mes próximo?
—Porque serán encuentros para sorprenderse, abrirse a nuevos formatos y dejarse llevar por los sonidos.