La nueva superproducción de origen mexicano presenta una distopía, donde las investigaciones científicas y la corrupción política y policial plantean un estado de situación de la realidad de la región.
S.O.Z. Soldados o Zombies es la nueva serie de Amazon Prime Video, protagonizada por Sergio Peris-Mencheta, Fátima Molina, Vico Ortiz y Horacio García Rojas, entre otros. La inclasificable propuesta, que tiene tras las cámaras a Rigoberto Castañeda y a Nico Entel como showrunner, toma elementos de diversos géneros y cuenta cómo un líder narco escapa de una de las cárceles más peligrosas de México, en donde la corrupción y los intereses políticos de la clase gobernante también ejercen presión. Diario Hoy dialogó con el elenco protagónico para saber más detalles de la propuesta.
—¿Qué fue lo primero que se les cruzó por la cabeza cuando les dijeron que iban a ser parte de este proyecto tan particular?
—Fátima Molina: Yo, feliz. Venía de Diablero, y me emocionaba mucho poder seguir en este género, lo probé y me encantó; y en México no se da frecuentemente este tipo de proyectos. Estoy muy contenta por lo que vi, ansiosa porque la gente lo conozca y feliz de que luego de dos años se estrene.
—Vico Ortiz: Yo me enteré de que iba a ser parte del proyecto comprando verduras en el mercado; y fue un shock, porque yo hago más comedia, y mi personaje es más serio. Cuando dije que iba a ser soldado, mis amistades se sorprendieron. Iba a estar en México, con gente de Latinoamérica; generalmente los proyectos que hago son hablados en inglés, acá hablo en inglés y español; y además, ¿quién dice que no a zombies, y a zombies en Latinoamérica?
—Horacio García Rojas: Soy una persona de 40 años, crecí en los 80 con Creepers, Critters, Tremors, Gremlins, Los Goonies, Lost Boys, y todas estas cosas; y cuando me vuelvo actor sueño con esos proyectos, y de repente te llega un guión así y dices: “Estoy dentro”. Además me dio la posibilidad de jugar dos mundos: cuando es humano, es asertivo, obsesionado con atrapar a Marroquín; y después, este zombie tratando de entenderse a sí mismo. A nivel actoral es divertido; porque los actores queremos jugar, de manera épica, con estructura, pero cuando llega una propuesta así decís: “Allá vamos”. Implica mucho más trabajo, porque exige desarrollar el universo emocional, estético y físico, y que sea creíble dentro de una propuesta fantástica como esta. Algo que en México no es frecuente, porque creen que es algo banal y tonto; pero no, porque si no lo crees tú, te exige más trabajo hasta que un drama.
—¿Fue complicado componer a Alonso Marroquín?
—Sergio Peris-Mencheta: Ha sido la experiencia más gratificante que he tenido por cómo me trataron, por lo artístico y lo personal; y quería que salga a la luz, así que muy feliz que se pueda ver. En el guión estaba todo, cuando te topás con un buen guión, como este lo es, no es difícil. Sí es verdad que había cierta dificultad: la de encarnar un personaje mexicano, no siendo mexicano yo; y que además vemos muy poco de él en el comienzo en la cárcel, y a partir de la aparición de su hijo todo se resquebraja. Entonces ser fiel al guión, escuchar mucho al director y creador de la serie, estar rodeado de buenos compañeros, que me alentaron porque mi acento estaba bien; eso ayudó mucho.
—¿Cómo vieron las capas subyacentes que tiene la serie sobre corrupción policial, política, abuso, violencia de género y migración?
—FM: Justo eso, más allá de la fantasía y la ficción, se ponen temas importantes en la mesa que te llevan a la reflexión; y es importante para un actor que esto suceda. Así ha sido en este caso y también lo es que después de dos años se estrene, y en pandemia, donde los temas encajan perfecto, principalmente este ejercicio científico que hacen. Y creo que a la gente le puede llegar aun más. Estoy orgullosa de lo que se ha logrado, y es interesante y justo que en un día como hoy salgan estos temas, que nos lleven, lo repito, a la reflexión, y pensemos, más allá del entretenimiento: “¿Estamos bien? ¿Lo estamos haciendo bien? ¿Qué puedo hacer yo para poner mi granito de arena?”. Más allá de la fantasía, del entretenimiento, eso siempre va a ser un plus.
—HGR: Yo creo que la fantasía es un espacio que puede llevarnos a reflexiones incluso más profundas. Lo pienso siempre con los pueblos prehispánicos, los pueblos nativos originarios de América tenían en las fantasías y leyendas una explicación del mundo; una explicación que, a partir de estos elementos metafóricos, uno como humano, de mente corta, podía entenderlo. Los humanos queremos tenerlo todo como a la mano, y esta serie nos propone otras cosas. Yo ahora estoy en Colombia, que está viviendo un momento muy complejo; lo necesitamos para entender muchas cosas, como hacia dónde vamos, porque si seguimos alienados en lo que estamos viviendo seguiremos viviendo igual. Y en esta serie se ponen en juego muchas cosas, como el poder de la milicia, del narcotráfico, de la corrupción, de las autoridades alrededor de todo esto, el machismo, la xenofobia. Son muchas cosas que pone la serie en juego a partir de la ciencia ficción y la fantasía.
—VO: Concuerdo con todo. El arte es increíble: sana, educa, expande, nos apoya como seres humanos para entendernos tanto a nosotros mismos como a otras personas y nos une. Y creo que esta serie, además de ser entretenida, nos va a poner a pensar especialmente en estos tiempos, y qué bueno que cayó ahora.
—Sergio, estas expandiendo tu trabajo hacia otros países, ¿cómo seleccionás los roles?
—SPM: Trato de estar, ya con cuarenta y tantos que tengo, en los proyectos que me pueden hacer feliz, no en los que me pueden aportar como carrera. Por ejemplo, Los Comensales fue un proyecto que me acercó un amigo que nos propuso para hablar de teatro. Hay algo de la charla, que se acerca al documental, que te engancha; la parte humana. Dirijo teatro para contar mis historias y es muy raro que me enamore de un proyecto que no nace de mí. Acá Nico me contactó y me dijo que era ideal para el proyecto y es una historia de las que a uno le hubiera gustado escribir, por eso estoy en esto. Nunca he soñado con Hollywood, nunca he soñado estar en una serie como Snowfall. No soy anglófono, soy francófono, soñaba trabajar en Francia y aquí estoy, haciendo de mexicano en la mayoría de las producciones que me llaman de Estados Unidos; y creo que todo obedece a la búsqueda de hacer lo que me apetece hacer, y no de lo que necesito hacer para sobrevivir, o para ser mejor o por un afán vanidoso; sino porque el camino sea la madre del cordero, el camino, no llegar a algún lado.
Nico Entel, el padre de la criatura
El realizador y productor argentino Nico Entel es el showrunner de S.O.Z: Soldados o Zombies, propuesta de Amazon Prime Video que plantea una historia que dialoga con temas de agenda y juega con la fantasía. Diario Hoy dialogó con el creador para saber algunos detalles de la arriesgada propuesta.
—¿Cómo te sentís con el estreno en este contexto?
—Son muchos años, escribí el primer tratamiento de la serie hace ocho o nueve años. Es una maratón, un trabajo durísimo, y en el medio nos agarró la Covid; y una cosa es estar editando, donde el peso de los archivos es manejable, como me pasó con Rompan Todo, pero con esto estábamos justo en plenos efectos especiales, y se tornó una misión imposible. Pero le pusimos todos el hombro. Llegamos, pero lo sufrí.
—¿De dónde surgió este “delirio” tan arriesgado que además trabaja con temas que tocan a cada país de la región?
—Mi objetivo es lograr que los proyectos capturen el imaginario colectivo de la región. Esa para mí es la máxima gratificación, que funcione en México, Argentina o en Perú; y lo he conseguido con mis otras producciones y espero que pase con esta. Cuando sos un latino, como yo, viviendo en Estados Unidos; dejás de lado tu particularidad, identificándote con todo el continente como tuyo. Además he vivido en varios países de la región por trabajo. El proyecto surgió hablando con el hijo de Pablo Escobar haciendo Pecado. Me contó que una vez de niño estaba escapándose con su padre en la selva, con helicópteros sobrevolando; y él sólo jugaba con los empleados de su padre, y como había velas, terminaron haciendo una sesión de espiritismo. Y también le pusimos al protagonista Marroquín, que es el nombre que él adoptó luego.