Emma Cline incursiona en la mente de Harvey Weinstein

Faltan 24 horas para que una nueva sentencia referente a Harvey Weinstein, tal vez el productor más poderoso de Hollywood, se conozca. El movimiento Me Too comienza a ocupar un lugar central en los medios de comunicación, al igual que cada una de las denuncias en contra del productor. Solo Emma Cline, quien ya sorprendió al mundo de la literatura con Las chicas, un relato sobre los crímenes de Charles Manson desde la perspectiva de las adolescentes seducidas en su clan, podía imaginar los pensamientos de Weinstein durante esa espera eterna del veredicto final.

A lo largo de las páginas de Harvey, recientemente editado en Argentina por Anagrama, descubriremos los pensamientos del productor, tal como los imaginó esta autora: su constante miedo a aquello que sabe que inevitablemente sucederá, mientras se pierde en los recovecos de una casa prestada, dejando atrás esa reputación y carrera que “honradamente” construyó.

“Polanski seguía haciendo películas, seguía esquiando en los Alpes suizos con amigos y ganando premios”, pensaba el personaje de Weinstein y continuaba urdiendo planes en los que nunca la cárcel de por vida eran el futuro que imaginaba para sí mismo. “¿Cómo no lo iban a absolver? Estábamos en América”.

Entre el optimismo de quien se mira a sí mismo y se declara inocente de absolutamente todo lo que se lo acusa, y el pesimismo de aquel que sabe que su fin se acerca, la prosa de Cline presenta una mirada precisa hacia el interior de los pensamientos de Weinstein, un sujeto que se creyó superior y que terminó envuelto en sus propias miserias y mentiras, abusando de mujeres y negándole la posibilidad de trabajo a tantas otras.