Los amores del Negro Olmedo
En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda la vida sentimental del humorista.
En diálogo con este multimedio, el reconocido artista reflexionó sobre su pasado y su presente en la música.
09/05/2022 - 00:00hs
Durante una charla con diario Hoy, Marcelo Rodríguez (más conocido como Gillespi) se adentró en su carrera artística y presentó los proyectos que lleva a cabo en la actualidad.
—¿Bajo qué circunstancias te adentraste en el arte? ¿Cómo fue que comenzaste a tocar la trompeta?
—Empecé a meterme en el mundo de la música en los años 80, cuando vivía en Monte Grande. No había tantos músicos, ésa es la verdad. De esta manera, comencé a tocar la trompeta y la guitarra criolla, como todo el mundo. Tiempo después, empecé a interesarme por el jazz y en un momento determinado, a partir de un compañero de la secundaria, conocí a un pastor evangelista que había venido de Estados Unidos. Era miembro de una iglesia pentecostal que no me recuerdo bien su nombre. El hombre había traído muchos instrumentos para conformar una banda dentro de la iglesia, del templo. Tenía dos trompetas. El hecho es que comencé a ir al lugar, me hice cristiano, y mi idea era tocar el instrumento. De esta forma, el pastor me prestaba la trompeta. Finalmente un día se la pude comprar y ahí arranqué a tocar. Luego no fui más al templo.
—¿Cómo podrías describir el contexto cultural imperante en ese entonces? ¿Qué actividades ejercías en ese advenimiento de la democracia?
—Estamos hablando de los años 80, la vuelta a la democracia y la asunción de Raúl Alfonsín. Empieza a haber toda una movida cada vez más grande dentro del arte, sobre todo en Capital Federal. Muchos grupos comienzan a emerger, abren los espacios culturales para tocar, los pubs recién iniciaban con bandas en vivo. En ese momento comienzo a conocer a colegas, músicos, locos muy copados que fueron los protagonistas de lo que fue el rock de los años 80. Allí fue que encontré a Roberto Pettinato, a Luca Prodan, y otros más. Empecé a tocar con Sumo, pasaron varios años en el interín. A partir de 1986 fui un músico invitado en sus shows. También estaba con Mex Urtizberea, personas del Parakultural; Omar Chabán estaba en esa movida.
—Además te sumergiste en el universo de la radiofonía. ¿Cómo te sienta este oficio en el éter?
—La radio empieza en los 80, es decir también sucedió por aquellos años. Es más: junto a mis amigos, hacíamos programas en radios zonales. Por ejemplo, en Monte Grande empezaban las FM y los contenidos eran de música, de rock, de todo eso. Después con Roberto Pettinato iniciamos un trabajo en un formato de radio, en un programa, con diferentes situaciones humorísticas. Estuvimos en Radio Provincia en el año 1993. Luego derivaron en otros shows que se dieron a lo largo del tiempo. Después estuve con Gonzalo Bonadeo y Adolfo Castello, entre otros. También junto a Alejandro Dolina. He tenido la suerte de estar en las radios públicas y privadas. En relación a la primera, te permite, desde mi punto de vista, la búsqueda de un formato más jugado, de repente, porque no estás tan preso de lo que es el rating o los avisadores, la cuestión comercial. Entonces tiene de bueno eso. Además lo que más me interesa es la música. A diferencia de la televisión, por ejemplo, me siento un hombre de radio, a pesar de que estuve en ciertos programas de la pantalla chica de forma eventual. Me siento cómodo en la radio, soy un oyente; soy más eso que televidente. Si bien la miro, sucede de una forma más puntual.