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La directora impulsa un detrás de escena con muchas imágenes inéditas para continuar profundizando en la familia más exitosa de Hollywood.
entrevistaDebutó en Canal 13, viajó a Estados Unidos para probar suerte y se quedó para siempre, aunque su corazón lo trae de vuelta al país.
22/12/2024 - 00:00hs
Con la excusa de la premiere de Las Nubes, de Eduardo Pinto, en el Buenos Aires Rojo Sangre, Guillermo Zapata volvió al país y habló con diario Hoy de todo: de su restaurante Sur, uno de los más importantes de Los Ángeles, de su padre y mucho más.
—¿Cuándo dijiste “yo quiero ser actor”?
—Yo creo que ya nací dentro del mundo artístico. Si analizás mi apellido, Zapata, para muchos va a traer un recuerdo enorme de lo que fue mi papá, Rodolfo Zapata. Una persona muy talentosa, un músico, un bohemio, un amante de lo que hacía, que era la música humorística, el folclore argentino. Absorbí desde chico lo que es el arte desde mi papá, que mi abuelo también fue un amante del teatro. Así que bueno, viene como una tradición la actuación. Desde chico mi papá vio que yo tenía las ganas de expresarme en escenarios y todo eso. Como que de chico me cultivó y me empezó a mostrar públicamente. En todas sus giras, él me llevaba y yo contento de hacer eso y podía cantar junto a él. Así fue como empecé en los escenarios. Cuando terminé la secundaria consideré que lo mío era la actuación, no la música. Más allá de que había actuado a música en el Conservatorio de Música, pero no era lo mío, no sentía la pasión. No sentía que era como una obligación de que mi papá quería que yo sea músico, que mantuviera la tradición de lo que era él. Así que me di cuenta de que era la actuación. Entré al Conservatorio Nacional de Arte Dramático y ahí me sentí libre y me sentí que era lo mío. Al tercer año de estar en el conservatorio tuve un llamado del Canal 13, que hacían un casting para agregar un personaje nuevo en una serie que en esa época se llamó Clave de sol y enseguida me dieron un personaje que se llamó Nico. Me agregué al elenco por un año y ahí puedo decir que ya pasé a ser actor argentino, pertenecer a la Asociación de Actores. Seguido a eso empecé a trabajar con Raúl Lecouna en novelas junto a Ricardo Darín, que se llamaba Rebelde; después Arnaldo André en Amándote II; luego, una miniserie junto a Brandoni, un joven actor que se llamaba Javier Bardem en esa época, y Sancho Gracia, que ya no está entre nosotros, pero un actor muy famoso uruguayo radicado en España, muy conocido por una serie en esa época que se llamaba El curro Jiménez. Se hizo una serie que se llamó Tango, de ocho capítulos, una coproducción española y argentina. Ahí tuve un personaje que hacía de Gracia, joven, en los flashbacks. Luego empecé a sentir el gusto del cine. Dije, bueno, acá esto me gusta mucho, el cine, más que lo que era televisión. Y ahí es cuando ya empecé a notar enseguida. Busqué otras oportunidades. Tuve la gracia de poder participar también en la película Gatica, bajo la dirección de uno de los directores que considero que es el más grande. Así que bueno, tuve esa oportunidad desde joven.
—¿Dudaste en algún momento de salir de tu zona de confort?
—No lo dudé y creo que eso es lo que hace a alguien poder triunfar en lo que sea, en cualquier rubro, cuando tenés decisiones 100%. Cuando tenés dudas, no lo hagas. Si tenés un poquito de duda en algo, no inviertas. O si tenés un poco de duda en algo, porque nada es seguro en la vida, entonces tenés que sentir que lo que vas a hacer es lo que crees. Eso es lo que siento yo. Sentí y sigo sintiendo. O sea que, estamos hablando y ya pasaron 30 años desde que me fui. Pero mi corazón de Argentina es como que no es que se desapareció. Mi amor por Argentina, soy argentino, o sea que no es imposible decir que mi corazón no está acá. Eso es lo que la vuelta de la vida me da la posibilidad de hacer 180 grados y volver, en cierta forma, a creer en Argentina, a invertir en Argentina, a mostrar a Argentina por el mundo, su talento, su gente, su paisaje, su cultura, de la manera que aprendí. Yo creo que soy un egresado de la vida, mucha gente va a estudiar universidades. Yo me considero que tengo un diploma que es actuar en la vida. Las herramientas que tenía, simplemente te puedo decir que la actuación nunca la dejé, más allá de que pueda trabajar o no. Creo que el actor tiene unas herramientas de las cuales puede dejar la persona como humana y convertirse en personajes. El personaje que creé fue un personaje alegre, transmitiendo energía positiva, con ganas de escuchar, con ganas de aprender. Y eso es lo que, bueno, lo vivía constantemente. No dejaba al Guillermo en el departamento donde estaba, con sus temores y con sus miedos y con sus bajos, pero, bueno, cuando salía a la calle decía acción y acá vamos a triunfar.