La Trova Rosarina lanza un streamig con su recital del 2019
Además del recital el streamig contará con los testimonios y anécdotas de sus protagonistas.
Así lo expresó Diego Cotelo, líder de la formación Bolsa de Naylon en la Rama de un Árbol, en referencia a los actuales modos de producción y difusión. Además, presentó el disco que lanzaron de forma reciente.
06/09/2021 - 00:00hs
Formada en Uruguay, Bolsa de Naylon en la Rama de un Árbol es una banda que está liderada por Diego Cotelo. Ahora acaban de presentar una producción titulada Canciones. Es por ello que el artista dialogó con este multimedio sobre las vicisitudes del proyecto en cuestión.
—¿Qué se traen entre manos para este momento?
—Acabamos de lanzar un EP llamado Canciones, en el que nos dedicamos de lleno a nuestra veta cancionera. Somos una banda con desorden de personalidad que va fagocitando encares posibles y luego incorporándolos a una especie de monstruo de varias cabezas. Nacimos como una banda instrumental bastante acústica, y hoy por hoy vamos picando entre el math rock, el jazz más noisero, la música electrónica, el metal, los ritmos populares sudamericanos y la canción. Así que el presente nos encuentra celebrando este lanzamiento (siempre que escribo “lanzamiento” me imagino tirando un disco por la ventana) y aprovechando que se puede volver a tocar para hacerlo todo lo posible.
—¿De qué manera viven esta apertura paulatina en este contexto y la vuelta a los shows?
—De manera ambigua. Por un lado era muy necesario para nosotros volver a tocar en vivo, que es una parte importante y muy disfrutada de la banda, además de ser nuestro trabajo y una de las tantas fuentes de ingreso que se tiene que inventar un músico para ser “músico”. Y esto de que se pueda volver a tocar pero con un aforo muy limitado y sin ningún tipo de apoyo ni compensación de parte del Estado es, al menos, raro. Creo que el hecho de que haya pasado con los artistas habla de nuestra desorganización como sector a la hora de reclamar. Se está trabajando mucho en ese sentido desde la UMI, como de una idea que no está muy asentada en la sociedad y es que nosotros, los músicos y músicas, además de “disfrutar” de lo “lindo” de hacer nuestro “arte”, también es nuestra fuente de ingresos.
—¿Qué análisis realizan de la actual escena musical y sus múltiples propuestas?
—A mí me parece una época superefervescente, con un descontrol de información que por momentos es agotador; pero si uno logra hacer foco y elegir qué consumir se encuentra con un montón de música nueva superinteresante, con todo tipo de combinaciones estéticas muy ricas.
—¿Qué opinan sobre las nuevas formas de producción y lanzamientos que imperan en la actualidad?
—Tiene sus luces y sombras. Por un lado, todo es de una accesibilidad sin precedentes, lo cual es genial. Por el otro, va de la mano con varios golpes bajos de la industria al sector. Spotify es un caso paradigmático: una biblioteca casi infinita de música, barata para el consumidor, que funciona bárbaro, pero que a su vez le paga porcentajes ridículos a los músicos, quienes igual se ven obligados a usarla porque si no están ahí es como si no existieran.
—¿Por qué recomendarían al público que concurra a shows en vivo?
—Básicamente porque es una experiencia maravillosa en todo sentido. Más ahora, con la hipersensibilidad de haber estado tanto tiempo sin escuchar música en vivo.