La madama que revolucionó Hollywood

La historia de Heidi Fleiss, quien ejerció “la profesión más antigua del mundo” y erigió una empresa que vio pasar a varios famosos.

El glamour, el cine, los flashes y las alfombras rojas suelen acompañar fiestas y vidas lujosas en Hollywood. Estas fueron las fuentes de inspiración de una mujer rica llamada Heidi Fleiss, quien construyó un imperio a través de la fundación de una agencia de acompañantes cuyos principales clientes constituían un público selecto de actores, empresarios y productores del sector audiovisual.

Tras varias denuncias en su contra, Fleiss fue detenida mientras sacaba la basura de su hogar. Este escándalo es recordado hasta el día de la fecha. Es más, durante su detención, escribió un libro con sus memorias, donde detalló que llegó a ganar 90.000 dólares por día en comisiones mientras administraba la mentada empresa de citas. Al respecto, declaró: “Hicieron de mí la Al Capone de la prostitución”.

Sucede que ella facilitaba el encuentro entre las mujeres de su negocio y los famosos que requerían estos servicios. En los últimos años, su inversión llegó a tener 70 empleadas, víctimas de un negocio ilegal que también acarreaba evasión impositiva y lavado de dinero.

Para estos encuentros, Fleiss dijo que siempre cobraba en efectivo, en una entrevista realizada a la empresa especializada en ciencias jurídicas Legal Affairs: “Cuando estuve en el negocio del sexo, el 85% de mi trabajo era en efectivo. Lidié con las personas más ricas del mundo, hombres que dirigían países y los más altos ejecutivos de esos países. La mayoría de ellos prefería pagar en efectivo”.

A medida que el tiempo corría, ella fue el primer interés de la Policía norteamericana, que al apresarla pensaba obtener una famosa agenda negra donde estaban inscriptos los nombres de todos los clientes. Sin embargo, la mujer supo guardar la información bajo siete llaves, aunque las sospechas señalan entre quienes pagaron por estos servicios a famosos tales como Johnny Depp, Billy Idol, Jack Nicholson, el cineasta George Lucas y Hugh Hefner. Sin embargo, nunca pudieron comprobar el lazo comercial.

Charly Sheen, en tanto, pasó más de una noche con las integrantes de la agencia, abonando con cheques, los cuales fueron incautados por la Policía cuando la apresaron. Así la noticia salió a la luz y el actor debió prestar su declaración ante las autoridades y en los juicios que se llevaron a cabo.

Fleiss nació en el seno de una familia acomodada, a una temprana edad abandonó sus estudios, empezó a tener éxito económico y se convirtió en una ludópata. Tiempo después saldría con personas poderosas que le abrirían la puerta a un mundo desconocido que facilitaría su predisposición para los negocios.

Un negocio millonario y la “trampa” que la puso tras las rejas

En sus días de fortuna, Heidi Fleiss habitó una mansión con pileta y múltiples amenities, donde invitaba a sus empleadas a pasar el día. Siempre remarcó que las cuidaba de situaciones peligrosas y seleccionaba cuidadosamente quiénes eran sus clientes. Así, en poco tiempo, no solo accedió a una agenda de contactos entre los que estaban las figuras más rutilantes de la industria de Hollywood, sino políticos y figuras populares.

Este negocio ilegal tuvo su final cuando un amigo suyo salió de la cárcel. Entonces, junto a la Policía, le tendió una “trampa” a Heidi, que terminó en aquello que no quería que pasara. Sucedió que en un encuentro pautado para la contratación de los servicios de prostitución grabaron las escenas. Esta prueba fue determinante en la causa.

Fleiss fue condenada a pasar casi dos años en prisión y esto le valió aun más notoriedad. Es decir, a su salida promocionó un libro, filmó un documental, participó de un reality show y lanzó su marca textil. Ahora vive de los réditos de estas producciones, se compró una casa en Nevada y se mantiene fuera del raid mediático.

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