El fenómeno Después de un buen día, que agotó entradas en el último Bafici.
El fenómeno Después de un buen día, que agotó entradas en el último Bafici, llega a los cines gracias a la dirección de Néstor Frenkel, que se involucró con el Grupo de apreciación de Un buen día y creo una película maravillosa que homenajea a Un buen día y a Enrique Torres.
—¿Sabías que la película iba a generar este fenómeno?
—Sabía que la película tenía ese color, esa posibilidad de generar el encuentro de un montón de fans de Un buen día, de la película, ya me bastó para mi documental, pero, bueno, tenían que llegar y tenían que realmente subirse y esta vez ya no iban a ver Un buen día, sino que van a ver Después de un buen día, así que había una incógnita ahí y la verdad que, en todas las proyecciones hasta ahora, estas características puntuales y, siempre, la alegría de cerrar un trabajo o, en realidad, no cerrarlo en lo interno y entregárselo al mundo y, por otro lado, la contradicción de estar mostrándolo en medio de este contexto, horrible, horroroso, espantoso, del ataque desmedido, injusto contra el cine y un montón de otras actividades. A mí me toca directamente el cine, pero, bueno, la cultura general, la educación, la ciencia. Yo creo que también hay algo de estar todos un poco en shock, todo el tiempo se están generando noticias que parecían inverosímiles y no tenemos capacidad de respuesta y organización.
—¿Qué te pasó la primera vez que viste Un buen día?
—Soy el peor espectador posible para Un buen día porque yo ya conocía todo el fenómeno y los personajes involucrados más que el objeto en sí. Hasta en algún momento coquetee con la idea, obviamente, era una excentricidad, de no verla nunca, ni siquiera incorporarla a mi documental, lo cual me mantuvo durante mucho tiempo así. Y, cuando la vi, ya sabía tanto, de pequeños fragmentos o de lo que había escuchado hablar, que no me sorprendió. Si lo trato de ver con ojos objetivos, no me parece la peor película, tampoco me parece la mejor. Me parece una película única, anómala, excéntrica. Súper especial, muy valiente, muy jugada y con muchas ganas de comunicar y con un cúmulo de decisiones extrañas a la hora de hacerse que la convierte en un objeto único.