entrevista

Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo revelan detalles de Nos vemos en otra vida

La premiada serie sobre el 11M llegó al universo online con su fuerte relato sobre el mayor atentado yihadista cometido en tierras europeas.

Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo son las mentes tras Nos vemos en otra vida, que desarrolla el atentado en el que murieron 192 personas y cerca de 2.000 resultaron heridas. Una adaptación del libro Nos vemos en esta vida o en la otra, del reconocido periodista y escritor de El País Manuel Jabois. Hablamos con la dupla para saber más detalles del proyecto.

—¿Cómo es trabajar entre hermanos?

—Alberto Sánchez-Cabezudo: Fue bastante bien, la verdad, porque compartimos un fondo, digamos, de referencias. Él es muy cinéfilo y desde pequeño hemos mamado mucho cine, sobre todo cine clásico americano, él grababa películas en la tele, VHS, y las coleccionaba, recortaba carátulas, con lo cual, yo creo que ahí compartimos muchas referencias.

—Jorge Sánchez-Cabezudo: Pero también personales, tenemos vivencias de las que podemos tirar, somos dos cabezas diferentes.

—ASC: Y luego, que no te enfadas con tu hermano, entonces ahí el ego es más relativo, o sea, te puedes molestar, pero si hay algo que molesta no te lo tomas tan personal. Yo creo que si hay algo que no funciona dices, pues no, no lo hice porque por ego, por lo que sea, sino porque realmente no funciona. Entonces ahí yo creo que hay un montón de cosas que nos saltamos y eso no nos va muy bien.

—JSC: Y luego es verdad que también sobre todo en el tema de las series está el volumen y tanto lo que hay que abarcar que yo creo que con alguien con el que te compenetres es más fácil.

—Ahí me decían un poco esto de las referencias de su padre cinéfilo y que después ustedes empezaron a buscar, pero ¿cuándo se ­dieron cuenta que querían dedicarse al universo audiovisual?

—ASC: Pues, Jorge antes, yo soy de formación arquitecto y Jorge empezó antes, pero desde el principio yo colaboraba en sus proyectos. El primer largo que hizo Jorge yo hice la dirección artística y dibujamos la peli juntos, la que hicimos. Yo vengo más de la arquitectura, y Jorge sí que tenía más claro que yo el camino.

—JSC: Sí, yo empecé con cortometrajes desde el principio, estudié cine aquí en Madrid, en las escuelas abiertas, la Escuela de Cine de Madrid, estudié en la Escuela de Artes Visuales y luego empecé con cortometrajes. De hecho, al final de la carrera tuve la oportunidad de hacer un corto o de cubrir la vuelta ciclista a España y decidí hacer un corto y nunca más ejercí de periodista. Pero bueno, digamos que la formación de periodista es algo que también arrastramos, ¿no?, porque las historias que nos interesan suelen partir de investigaciones periodísticas o de hechos que reflejamos un poco con esa mirada de lo que nos marca como sociedad. Entonces esa unidad sigue estando. Yo hice un primer largometraje, Los girasoles, en el que el vértice, la dirección de arte, me ayudó. Yo planifiqué el dibujo de story porque él es el arquitecto, y dibuja muy bien, y tuvimos un trecho en el que teníamos profesiones separadas. Y fue con Crematorio, que además tocaba el tema urbanístico, hablaba de la corrupción urbanística en España, Alberto es arquitecto, nuestro padre también es arquitecto urbanista y era un tema que tocábamos de cerca y ahí fue el momento perfecto para empezar ya seriamente a trabajar juntos. A partir de ese proyecto montamos la productora, en un principio para filmar los proyectos que generamos como guionistas y creadores y con La zona dimos el salto a la producción. Quedamos muy contentos de la experiencia de productores y ya pasamos por todas las etapas del negocio, la que nos quedaba era saber qué había detrás de la cortina de la producción. Porque había cosas a las que no se llegaban nunca, entonces ya cuando accedimos a la producción, pues digamos que ya tuvimos la imagen completa de todo el proceso. Y es algo que nos enorgullece mucho, de poder ver todo el proyecto del proceso y conocer un poco por todos estamos viendo ese proceso.

—ASC: Jorge... yo creo que está más en la trinchera, en la dirección, y yo puedo estar un poco la producción ejecutiva. Y desde los dos lados podemos controlar un poco sobre todo el aspecto creativo, porque escribimos juntos y así podemos llegar un poco más lejos a controlar la serie o la historia que queremos controlar. La gran ventaja, además del guion, de ser creadores, es la posibilidad de tener el guion en una mano y el presupuesto en otra, que es lo fundamental para tener la última decisión de saber dónde ponemos los esfuerzos, qué es lo vital para la historia y no sé, de repente nos cuadra mucho todo.

—¿Qué encontraron en la novela de Manuel para después finalmente adaptarla a la serie?

—ASC: Nos llamó mucho la atención que era una historia que, aunque parezca mentira, no era muy conocida aquí en España. Es decir, los días posteriores al atentado, el tema político se comió el relato de los atentados y hubo mucha polémica, y quedó siempre un poco en una especie de terreno embarrado todo el relato de cómo sucedió el 11 de marzo. Y es una herida muy grande en la sociedad española, que nos ha costado mucho sacar a la luz y para la gente un poco intentar hablar de ello y sanar ese trauma. Entonces, lo que nos gustó mucho de la historia es que partía de algo muy pequeño y muy local, ¿no? Ver el 11M, que es gigantesco y es una tragedia tremenda para la sociedad española, desde el banco de un barrio y un chaval de 15 años, esa especie de banalización del mal, ¿no? Que a veces uno está en Mentes brillantes, en el día a día y en lo pequeño, y yo creo que eso nos fascinó mucho, poder contar algo tan importante desde ahí, desde esa escala.

—¿Entendieron también que estaba en la distancia necesaria, el tiempo que había transcurrido para poder contar esta historia?

—JSC: Sí, nunca sabes cuál es la medida exacta, cuál es el tiempo correcto, pero en cualquier caso veinte años creo que es suficiente, y además es necesario que tampoco pasen generaciones antes de abordar temas que realmente requieren ser cerrados con los coetáneos de tu época. No se puede revisitar tan lejos. Ayudaba también que nos atrajo esto que dice Alberto, que es una mirada tangencial que ayudaba a entrar desde un sitio donde el espectador puede ir entrando poco a poco a lo que fue. Es verdad que la mirada ayudaba a entrar desde un sitio que te permitía entrar con un chico, que en principio no sabías y acabas entendiendo que lo que decía Alberto, que algo tan grande se construye desde algo muy pequeño.

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