El ex niño rebelde de Hollywood continúa afirmándose como autor con una obra única que transita dos espacios temporales diferentes. Además, continúa con la
exitosa serie The Mandalorian.
Hipnosis, arma invisible, de Robert Rodriguez, es un proyecto que habla sobre un padre desesperado (Ben Affleck) que intenta encontrar a su hija a la par de resolver una serie de asaltos a bancos. Diario Hoy pudo hablar en exclusiva con Rodriguez para conocer detalles de su propuesta.
—Si un joven e inexperto Robert Rodriguez se encontrara con este de hoy, que trabaja con grandes estrellas de Hollywood como Ben Affleck, ¿qué le diría?
—Aprendí tanto, tanto de ese tipo, que es tan ingenuo como para hacer una película sin dinero. Pensé que era yo tratando de tomar esa lección, porque de esa película ni siquiera pensé que alguien iba a verla. Yo la hacía solo para venderla al mercado español de video doméstico y esconderla. Sabía que iba a hacerla y usarla como película de práctica. Así que la hice para mí. Solo la hice para divertirme. Y creo que es por eso que al público le gusta, porque yo no estaba tratando de adivinar lo que querían. Solo intentaba satisfacerme a mí mismo, así que no puedo dar esa lección. Hacer películas que me interesen y me apasionen, porque así tengo la oportunidad de ser fiel a mí mismo. Porque esto no se siente como si se trabajara en una fábrica, o solo como un trabajo. Es algo que realmente quería hacer.
Así que he tratado de mantener eso y he tenido algunas películas realmente exitosas de esa manera, como si realmente quisiera hacer una película familiar, y voy y hago Spy Kids. Lo que realmente quiero hacer, aunque no sea lo que todo el mundo está haciendo. O realmente quiero hacer una película de cómic, auténtica como el cómic, exactamente como el cómic, como Sin City: nadie estaba haciendo eso en ese momento, entonces, a veces es solo porque yo quiero hacerlo. Así que aprendí eso de mi versión joven. Creo que mi yo más joven podría enseñarme mucho más de lo que yo podría enseñarle a mi yo más joven.
—Mencionaste Sin City, una película que por primera vez pudo transmitir la esencia del cómic. Acá hay algo también de eso, pero con una atmósfera muy hitchcockiana, ¿de dónde surgió esta idea?
—Yo estaba haciendo Spy Kids también, hace 20 años, y Vértigo, de Alfred Hitchcock, fue redescubierta por el reestreno de una versión restaurada. La estuve viendo un montón, y siempre me gustaron sus películas y sus títulos de película de una palabra, como Frenesí, Psicosis, Vértigo, y pensé cuál sería el título de una palabra que habría utilizado si no pudiera hacer películas durante otros diez años, y apareció Hipnosis en mi cabeza de inmediato, me gustó el título. Yo no sabía lo que significaba, y luego pensé la idea del tipo que no puedes atrapar, como el tipo del banco. Es como alguien al que le puedes quitar todo tu dinero y te olvidas de que lo conoces y te vas en tu coche. Ese es un gran villano. Así que escribí unas treinta páginas de escenas realmente geniales, como la escena de las tijeras y la escena del banco, y lo dejé reposar mientras hacía secuelas de Spy Kids y otras películas.
Alrededor de 2015 retomé el proyecto de nuevo, lo vendí y lo escribí, y realmente me gustó. Pero luego pasó Alita y luego pasó el Covid y siguió siendo empujado por otros proyectos, y al final veinte años pasaron, pero siempre me gustó porque es como la magia de la creación de películas, un público que paga dinero para ir a ser hipnotizado en el cine. Saben que son actores. Saben que es un guion, pero quieren creérselo tanto que se ríen o se asustan o se lo recomiendan a sus amigos, y yo quería dar un paso más allá, que llegasen y se creyesen tanto a Ben Affleck, que creyesen tanto la historia que luego se diesen cuenta de que, oh, es solo un carrito de golf y yo estuve siendo hipnotizado junto con el actor durante esta última hora. Algo así como mostrar el detrás de las escenas de una manera cinematográfica. Así que pensé que sería muy divertido. Y eso es lo que me mantuvo interesado en el tema todos estos años.
—¿Cómo fue imaginar los dos mundos de la historia, la trama y la subtrama de la hipnosis?
—El mundo de la hipnosis es muy limpio y aséptico y sin distorsión en la lente, y luego, cuando estás en el mundo, todos con camperas de cuero. Todo el mundo parece como si estuviera en una película de Michael Mann. Todo se siente muy elevado. Y todos nos divertimos haciendo eso, y luego, cuando no están en camperas es muy limpio, pero cuando vuelves a ese modo se pone en modo de hiperpelícula, que es muy divertido de hacer, y fue divertido hacer esa división porque nos quedamos sin dinero debido al Covid, pero todos trabajaron para que se viera mucho más poderoso aun si no teníamos dinero ni tiempo. Y eso realmente ayudó a delinear más lo que realmente necesitábamos, porque no era así como originalmente lo imaginé. Iba a ser más entre la realidad y no tan al revés. Así que me alegro de que nos dieran esa restricción de tener menos tiempo y dinero a causa del Covid, que permitió potenciar visualmente la película y hacerla más interesante, más clara, cuando no estás en el mundo real.
Sus inicios como director y el trabajo con talentos argentinos
El mariachi, la ópera prima de Robert Rodriguez, fue fuente de inspiración para que cientos de directores y directoras de todo el mundo, sin dinero, imaginaran la posibilidad de construir y presentar sus propios relatos. Por acá, el director contó sus comienzos y respondió ante la consulta de actores y actrices favoritas de Argentina.
―¿Cuándo supiste que querías ser director?
―Profesionalmente yo no lo sabía, realmente. Quiero decir que hacía películas desde que tenía 12 años. Pero claro, ninguna salió de Texas. Mucho menos siendo latino, así que yo no pensé que realmente entraría en el negocio. Pero yo sabía que me gustaba hacer cosas. Yo era un dibujante. Hice películas luego, y mis películas empezaron a ganar festivales todo el tiempo, como El mariachi, en Sundance, Fue hasta justo antes de que El mariachi triunfara que pensé que tal vez podría ganarme la vida así, tal vez editando si podía, porque hice una película realmente barata, como 7.000 dólares, y luego la vendí por el doble, entonces pensé que sería feliz haciéndolo, y El mariachi acabó teniendo mucho éxito. Así que probablemente no fue que supe esto hasta que tenía como 19 años.
―¿Tenías en ese momento algún director preferido o película que no parabas de mirar?
―Sí, en cuanto a películas, me encantaban todo tipo de películas, pero me gustaban mucho las películas de Hitchcock, ya sabes, mientras crecía. Pero las que realmente me influenciaron, y que me hicieron sentir que yo también podía hacerlo, eran la de los cineastas independientes como John Carpenter o James Cameron, ya sabes, Sam Raimi, esos tipos que con bajo presupuesto hicieron una película. Eso me hizo sentir que podía hacerlo. Así que yo era fan de esas películas a principios de los años 80, finales de los 70, películas que se hicieron de forma independiente.
―¿Te gustaría trabajar con algún actor o actriz de Argentina?
―Ya lo hice, con Mía Maestro. Recuerdo haber trabajado con ella. Es increíble. Es fantástica. Muchas veces no sé de dónde es alguien que conozco. Pero estoy seguro de que debe haber muchos más. Mía Maestro me gusta mucho. Ella hizo algunas cosas para nosotros y es estupenda. Más allá de esto, me encanta Lalo Schifrin, siempre fui un gran fan de él, pero sí, estoy seguro de que hay tanto talento allí y en las películas procedentes de todo el mundo, y particularmente estoy interesado en las de América del Sur y México.