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Tras temporadas exitosas con Dos locas de remate, la prestigiosa actriz ahora protagoniza una nueva comedia junto a talentosas compañeras.
04/06/2023 - 00:00hs
Sin dudas, Soledad Silveyra es una de las actrices más queridas de Argentina. Su figura ha trascendido generaciones gracias a su participación en emblemáticas producciones audiovisuales y teatrales. En Pasta de estrellas, de los creadores del éxito Tarascones, brilla como Martha Marshall, una intérprete de telenovelas refugiada hace años, al sufrir la censura, tras una fábrica de pastas. Cuando su secreto está por revelarse, todo cambiará para siempre. Hablamos en exclusiva con Silveyra a horas del estreno de la puesta, que puede verse en el Teatro La Plaza de la Ciudad de Buenos Aires.
Silveyra estará junto a María Merlino, Noralih Gago y elenco en la nueva comedia delirante de Gonzalo Demaría, bajo la dirección de Ciro Zorzoli y la producción general de Pablo Kompel. La premisa cuenta cómo en una fábrica de pastas de barrio se esconde un misterio. ¿Quién es Martha, esa mujer que amasa encerrada en la trastienda? ¿De quién se esconde? Su único vínculo con la realidad es Edith, quien la acompaña desde hace años y lleva adelante el negocio. Pero un día, el pasado viene por Martha. La revelación de su identidad sacudirá a ese barrio hasta entonces tranquilo.
—Recién pudimos ver algo de la puesta antes de la presentación en el estreno. Hay algo de Gonzalo Demaría y Ciro Zorzoli, alcanzado el éxito de Tarascones, con estas mujeres con esas pelucas, todo exagerado, muy divertido. ¿Cómo es?
—Sí, es un delirio, la cosa de jugar, pero es un lenguaje que no tiene que ver con el realismo, no es una obra popular en el sentido de que hay que estar atentos para la trama. Cuesta entrar al principio, y después termina comprendiéndose todo, pero hasta que llegue ese momento, que serán unos 15 o 20 minutos, a veces decimos, ay, Dios, me da miedo...
—Pero es bueno que al espectador no se le dé todo digerido, hay que sacarlo de la zona de confort…
—Sí, que se acabe un poco.
—La obra, además, tiene un plus que habla de la telenovela. Bueno, no vamos a decir lo que vos significás para las telenovelas...
—Para la televisión en blanco y negro. Es un homenaje a la televisión en blanco y negro con esta Marta Marshall. Que está ahí como perdida, escondida del mundo, y no se sabe bien qué es. Aterrada, porque está con mucho miedo. Sufrió la censura, entonces está aterrada. Y desde aquella época, no ha vuelto a salir. Y bueno, es como que de alguna manera el grupo humano que la rodea, sobre todo su compañera, Edith, que es el personaje que hace María Merlino, le arma toda una situación como para ver si sale o no sale.
—¿Qué te mueve a vos? Hablar de las telenovelas, de esa época... A vos también te censuraron en un momento una novela, y acá el personaje está como vetado y demás…
—Es un recuerdo total. A veces me sale demasiado la bronca y Ciro me dice más bajo, más bajo, porque de verdad había quien decidía quién laburaba y quién no, y eso fue un dolor tremendo que nos quedó a todos. Hemos perdido compañeros, muchas cosas. Y la obra... los otros días me decía una señora, es una maravilla lo que conciben Gonzalo y Ciro, porque poder reírte de una situación tan trágica como fue nuestra historia en la dictadura es un plus importante para la obra.
—¿Creés que la distancia ayuda? Por ahí en los primeros años no se podía ni hablar de esta manera…
—Yo creo que está bueno que hoy, sin perder la memoria por supuesto, nos podamos reír con un personaje como el de Noralih Gago, que es tan especial.
—Hace tiempo hablamos y te faltaban las compañeras, pero ya están María y Noralih. ¿Cómo es eso?
—Bueno, fue una decisión de producción. Yo decía, bueno, trabajar con la gente de Ciro, y bueno, más o menos eso se vio. O sea, estoy muy contenta.
—La última vez te habíamos preguntado por los realities, aprendiste a amasar para la obra. ¿Te sumarías a algún reality de cocina con famosos? ¿No te ves?
—No, ni loca, no. Es solo para acá, para la obra. Una amiga me ayudó muchísimo. Estuvo seis horas en casa. Así que se lo agradezco, porque ahora podría hacerle los tortellinis a la compañía y a mis nietos.
—Acá Martha tiene una fábrica de pasta, ¿en algún momento, como ella, pensaste en dejar la actuación y dedicarte a otra cosa?
—No, nunca, me muero, quiero estar en el escenario, quiero siempre actuar.