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En diálogo con este multimedio, el cantante presenta su producción y los próximos pasos en su carrera solista.
11/02/2022 - 00:00hs
Oriundo de Uruguay, Rodrigo Odriozola se identifica como Toto Yulelé y ahora presenta su disco producido íntegramente en la primera etapa de la pandemia del coronavirus que dio inicio a otros aspectos de
la vida. En este sentido, se creó la obra titulada Una casa, que significa su tercer álbum de estudio y además contiene sonidos ya reconocidos como el indie, el rock, y la música popular en Latinoamérica.
A través de una entrevista íntima con este multimedio, el artista reveló los detalles de su incipiente lanzamiento, dio a conocer las aristas de sus próximos trabajos pero también reflexionó la actualidad cultural.
—Hiciste tu última producción en un momento inusual para la humanidad donde la vida tal como la conocíamos sufrió un freno, ¿cómo lo viviste?
—Todo esto me genera mucha incertidumbre en niveles que nunca antes viví. La imposibilidad de hacer planes a largo plazo, por otro lado me ha hecho enfocarme más en el presente, y eso tiene su parte buena para mí.
—Y en este contexto de pandemia, ¿en qué otros proyectos estuviste inmerso?
—Actualmente estoy casi exclusivamente dedicado a mi proyecto solista, aunque también trabajo en colaboraciones puntuales para otros artistas. El año pasado participé en el disco de El niño que toca fuerte (Uruguay). Además, grabé una canción con el colectivo Orquesta La Casita de los Pibes (La Plata) y también participé en un single con Niño Etc (CABA). Ahora estoy grabando para el disco de Salvador García (Uruguay) y estoy empezando a producir y grabar el EP de un dúo de músicas que se llama Les Inabarcables. Será la primera vez que participo como coproductor en un proyecto.
—¿Y en relación al arte específico?
—Con respecto al arte, mi último disco es producto del contexto de encierro. Armé mi home studio para pasar las horas y terminé grabando un disco. Incluso la gran mayoría de las y los músicos que grabaron me enviaron el material desde sus casas, una cosa que en la situación anterior no se nos hubiera cruzado por la cabeza. Creo que en momentos tan duros el arte es un elemento fundamental para transformar la realidad, no solo la personal, sino también la colectiva.
—¿Cómo se innova en un contexto que mantiene múltiples propuestas y artistas en constante movimiento?
—Siempre es necesario reinventarse. Siempre toqué mucho en vivo, y esa fue mi mayor escuela. Es decir, plantarme con la guitarra en cualquier lado y compartir mis canciones. En el momento actual en que no puedo tocar, empecé a investigar más en el mundo de la grabación y la producción, para lograr componer pensando en eso. De esta manera, la verdad es que me enamoré de esta nueva forma de hacer las cosas, y eso cambió también el sonido de mis canciones. A mí me gustan los artistas que logran profundizar en sus búsquedas y a la vez transformarse. Es lo que intento hacer.
—¿Qué análisis realizás sobre el camino recorrido? ¿De qué manera se incluyen las conquistas de género?
—Pude tocar con un montón de gente, conocer lugares nuevos. Lo que más valoro igual es la amistad de personas que he conocido en el camino de la música y que se han convertido en confidentes, personas a las que quiero y admiro, grandes maestros. Hoy, si me preguntas quiénes son los artistas que más me influyeron, voy a nombrar a varios amigos, y eso me encanta. Tengo en mi haber muchas experiencias hermosas. Intento ser consciente de mis privilegios. Le doy un lugar importante en mi vida a cuestionarme estas cosas. Intento también ser consecuente en mis letras y estoy atento a no reproducir discursos que estén atravesados por la violencia. Es un aprendizaje constante. Pero siento que somos la generación que tiene la obligación de transformar esto, y poco a poco vamos mejorando. Nunca termina.