A un año de la partida de Beatriz Salomón
"La Turca" siempre será recordada por sus divertidas escenas junto a Alberto Olmedo.
La interpretación de Petronio en Jesús, telenovela que lidera el rating de lunes a viernes, posicionó rápidamente a Víctor Sparapane como uno de los preferidos de la audiencia. En diálogo con diario Hoy, el actor se desnuda y nos cuenta sobre su vida.
16/06/2020 - 00:00hs
De un tiempo a esta parte las superproducciones brasileras inspiradas en historias religiosas han permitido a algunas figuras poco conocidas convertirse instantáneamente en estrellas locales.
Víctor Sparapane no es la excepción. Sin embargo, más allá de su personaje en Jesús, donde interpreta al leal soldado Petronio, diario Hoy quiso saber más sobre su vida en cuarentena, sus ganas de venir a la Argentina y el éxito de la telenovela.
—¿Cómo te encuentra la cuarentena?, ¿qué reflexión hacés sobre este difícil momento?
—Este momento que vivimos es de una dificultad muy grande, y el optimismo y el positivismo son algunas de las medidas que he tratado de propagar tanto en mi vida personal como en aquellos que se acercan. Creo que esta es solo la primera batalla de una larga guerra que enfrentaremos. Así que el consejo que me doy a mí mismo y a cualquiera que quiera escucharme es buscar cordura emocional.
Durante algún tiempo he estado simpatizando con una línea filosófica que fue la base de la inspiración para Chaves, la filosofía del cinismo de Diógenes, que luego inspiraría la filosofía estoica que hoy conocemos como minimalismo.
Me considero minimalista, por eso creo que hay que reflexionar sobre lo que realmente es necesario en el sentido del consumo. Poniendo en perspectiva que la generación a la que pertenezco es extremadamente consumista, a pesar de la imagen que algunos intentan dar, de ser una generación evolucionada y que quiere salvar al mundo abrazando árboles. El narcisismo entre nosotros, debido a las redes sociales, nunca fue tan exacerbado como hoy. Y uno de los síntomas de este narcisismo es el consumismo.
—¿Tenés pensado en algún momento venir a la Argentina?, ¿qué conocías del país?
—Tengo amigos argentinos y culturalmente soy un gran admirador de su cine y también de su vino. No sé mucho sobre la Argentina, pero tengo la impresión de que hay un cierto gusto en la búsqueda de un contenido más intelectual.
Me doy cuenta por las preguntas formuladas en las entrevistas que he estado haciendo últimamente, y que abren la puerta a una respuesta más profunda. No es que no me guste la banalidad, pero creo que un pueblo solo se volverá más fuerte como nación si le da más importancia a la profundización intelectual que al carnaval.
—¿Cómo estás viviendo a la distancia el éxito que Jesús está teniendo en la Argentina?
—Creo que a pesar de la distancia, internet permite una interacción a gran escala. Estoy muy contento con el cariño de todos. El público argentino me ganó.
— ¿Por qué crees que la gente conecta tanto con programas como este o Los diez mandamientos, en donde también estuviste?
— Es raro que las empresas inviertan en productos audiovisuales de alta calidad y que tengan una naturaleza religiosa. Y estos programas, además de estar muy bien hechos, apuntan a reforzar la fe en las personas. Supongo que la conexión se debe a esta necesidad que nosotros, los humanos, tenemos de encontrar un propósito mayor.
Sobre la actuación y otros trabajos
Tras Jesús, lo veremos en Ciudades invisibles, serie de Carlos Saldanha para Netflix, pero el actor también recordó viejos trabajos.
—Contanos algo sobre tu experiencia en Jezabel y el clásico Malhação…
—Jezabel fue probablemente el trabajo más desafiante hasta ahora. Tadeu tuvo varias capas y un viaje de muchos matices. Recuerdo que había ciertas escenas que eran tan complejas, en el sentido de tener varias emociones que exigían una densidad absurda. Esto me hizo ingresar al set de grabación varias veces sin saber si sería capaz de ejecutar lo que estaba escrito.
Me hizo crecer como actor y le debo mucho. Malhação, sin dudas, además de ser mi primer trabajo con gran exposición también fue un sueño que pude lograr. Sin embargo, lidiar con mi falta de experiencia fue algo muy desafiante. Al principio, tal vez porque venía de un pueblo pequeño, me resultó difícil adaptarme al inmenso y acelerado sistema de producción de televisión.