HOY EN URUGUAY
“Las fuerzas armadas uruguayas están siendo protagónicas en la pandemia”
Diario Hoy dialogó en exclusiva con el ministro de Defensa Nacional de Uruguay, doctor Javier García, quien habló sobre el papel relevante de las fuerzas militares en el control sanitario de las fronteras, en tiempos donde la Covid-19 no da respiro en el mundo.
Javier García es doctor en Medicina y trabajó durante 15 años en comisiones de defensa en el parlamento del país vecino, lo que le permitió conocer a fondo no solo las estrategias de protección en términos de políticas públicas, sino también el trabajo que llevan adelante las fuerzas armadas.
—¿Tuvo tiempo para poder evaluar la utilización de las fuerzas en la pandemia?
—Las fuerzas armadas están siendo protagónicas en la pandemia. Hoy las políticas de defensa en Uruguay pueden definirse como las medidas de seguridad, en colaboración y protagonismo con las políticas sanitarias y también con las políticas alimentarias y sociales. En estos dos meses últimos, 250.000 platos de comida han sido elaborados por nuestras fuerzas, que dan asistencia alimentaria a las mujeres y hombres uruguayos más postergados, en quienes han impactado más las consecuencias económicas de la pandemia.
Si usted me preguntara por dónde pasa la defensa nacional en Uruguay hoy, en el siglo XXI, diría que por las políticas de seguridad, políticas sociales, alimentarias y sanitarias. Y esas tres cosas son las que están haciendo nuestras fuerzas armadas en colaboración al gobierno, al país y a la sociedad.
—¿Cómo encontró el Ministerio de Defensa cuando asumió?
—Tenemos una situación de muchos años de desinversión, y encontré un problema muy serio en la situación de equipamiento, principalmente en la Armada Nacional y la Fuerza Aérea, con un material y equipamientos muy viejos, ya prontos a la jubilación y que obviamente son necesarios modernizar, y es un compromiso que hicimos en la campaña electoral.
Tenemos un rezago en algunas áreas. Y con un personal militar, desde el punto de vista salarial, con una postergación muy grande. En Uruguay el soldado es el funcionario público peor remunerado, pero al mismo tiempo aquel al que el Estado, el país y todos los gobiernos han recurrido en forma creciente para ayudar en diferentes áreas. Cuando las papas queman en materia de tragedias climáticas, inundaciones, tornados, incendios, etc., se recurre al soldado. O, en este caso, en las pandemias.
Vamos a tener que duplicar el trabajo y la creatividad para poder llevar adelante una modernización. Más del 50% de nuestro personal, de nuestros soldados, se encuentran en situación de pobreza, y eso es un golpe muy fuerte y algo que nos desafía enormemente.
—En Uruguay, desde que usted es ministro, se desarrolla una tarea que hasta el momento, a pesar de estar aprobada, no se había puesto en marcha, que es la utilización de las fuerzas militares en el control de las fronteras. ¿Qué saldo arrojó hasta el momento esta tarea?
—La ley es de octubre de 2018, es una misión nueva que todos los partidos políticos le dieron a las fuerzas armadas, y aquí hubo un cambio muy importante por algo que se discutía en el sentido de la participación de las fuerzas en materia de seguridad interna. Todos los partidos políticos de todo el espectro ideológico le dieron por ley a las fuerzas armadas jurisdicción en materia de seguridad, en la franja de 20 kilómetros para adentro de nuestras fronteras, que, sumado, prácticamente es la quinta parte del territorio nacional.
Las fronteras son como las puertas y ventanas de nuestros hogares. Si en nuestras casas dejamos las puertas y ventanas abiertas, vamos a tener problemas serios de seguridad. En los países pasa lo mismo, si no cuidan sus fronteras, seguramente puedan suceder situaciones que estén vinculadas a veces al delito o al crimen organizado.
Por eso las pusimos rápidamente en funcionamiento. Y lo hicimos en colaboración y en comunicación con nuestros vecinos. Frecuentemente me comunico con el ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, y con el ministro de Defensa de Brasil.
—¿Los militares están colaborando en la tarea de control sanitario fronterizo en estos momentos de pandemia? Y si es así, ¿cómo lo hacen?
—Son protagonistas en el combate a la epidemia junto a nuestro personal médico, personal de la salud en general y funcionarios de diferentes áreas. No solo en los aspectos de colaboración sanitaria, poniendo carpas y pequeños hospitales de campaña, lugares de clasificación de enfermos, puestos de emergencia, sino también en lo que significa la atención alimentaria, la desinfección de lugares públicos.
Por ejemplo, lo que hizo nuestra Fuerza Aérea en el “Operativo Todos en Casa”, que fue la repatriación de compatriotas que habían quedado varados en distintos lugares del mundo. Seguramente, cuando en el futuro se llegue al momento de las evaluaciones, el papel de nuestras fuerzas armadas será evaluado como protagónico en el trabajo y en el combate contra este enemigo biológico que tuvimos que enfrentar.
—¿Cómo imagina en un nuevo marco, donde el Covid-19 es protagonista, el rol de las misiones de paz o humanitarias de las tropas uruguayas?
—La participación uruguaya en misiones de paz es una política de Estado, de política pública que atraviesa los diferentes gobiernos.
En las últimas horas anunciamos que vamos a continuar una política de trabajo para ser protagonistas en los contingentes en general, en los nuestros en particular, que van a misiones de paz, estén preparados en la protección de los derechos de niñas y niños que viven en países que tienen contingentes de misiones de paz.
La pandemia desafía, los países donde estamos, algunos de ellos como el Congo, tienen otros problemas como el ébola en materia sanitaria, que permanentemente hacen que el tema de la salud sea un tema prioritario. Aquí se agrega un elemento más en el caso del Covid-19, pero sin duda alguna que el rol humanitario de nuestros contingentes es algo que nos distingue. Nuestros ejércitos son especialistas en consolidar y ayudar a la paz en el mundo, y eso lo hemos desarrollado a través de muchos años de trabajo en misiones de paz.