A los 115 años, murió la persona más longeva del país
Casilda Benegas de Gallego falleció en la tarde de ayer en Mar del Plata. Además se trataba de la persona de mayor edad en superar el Covid-19.
El exilio de Gardel es una película de 1986 en la que el director tuvo la osadía de reunir a dos de los mayores emblemas nacionales
21/01/2024 - 00:00hs
Cuando los militares dieron el último golpe de Estado, Fernando “Pino” Solanas supo que debía irse. Quizá por muchos años. Había hecho películas que lo colocaban en el ojo de la tormenta. Los hijos de Fierro era una película que simbolizaba el regreso de Juan Domingo Perón, homologándolo al personaje más famoso de la literatura argentina. Por su parte, los rollos de La hora de los hornos circulaban por sindicatos y centros universitarios como material de debate político en el proceso de construcción de la conciencia nacional. Y, sobre todo, el documental en el que junto a Octavio Getino entrevistó largamente al General Perón en Puerta de Hierro lo habían puesto en la lista negra de los militares.
La decisión de irse no fue fácil, implicaba abandonar una película en la que había trabajado un año y medio, y que se iba a titular Adiós Nonino. Ya le daban vuelta en la cabeza el tango y Buenos Aires. Amenazado de muerte, buscó un lugar cercano donde poder vivir. No consiguió visa para ir a Venezuela. No tenía mucho tiempo para la elección. Inició un recorrido que empezó en España y culminó en Francia, en 1977.
Llevaba en su valija algunas grabaciones y la idea de continuar con el cine pese a todo. Recomenzar en París a los 40 años se le hizo cuesta arriba, por lo competitivo del medio. Fue sobreviviendo dando cursos de cine en el Instituto Audiovisual del Conservatorio de Artes y Oficios de París. Para ese instituto hizo un largometraje documental, La mirada de los otros, que narra las dificultades de los discapacitados para integrarse a una sociedad que desestima a quienes supuestamente no le garantizan productividad. La película se exhibió en toda Europa en ocasión del Año Internacional de los Discapacitados y fue incluido en la sección “Perspectivas del Cine Francés” del Festival de Cannes de 1980.
Por esa época empezó a armar El exilio de Gardel, la película que marcaría su regreso al país. Con ayuda del Incaa –ya recuperada la democracia argentina–, terminó de montar esa coproducción francesa-argentina. Es una película distinta de Solanas, donde lo lírico se funde con lo musical. Pese a que el tema es el exilio, no cae en los clichés del filme melancólico y solemne. La película tiene una escena muy osada: junta a Carlos Gardel, convertido en un cantor viejo y empobrecido, con don José de San Martín en su exilio francés. Es un San Martín lejos del bronce, que dice cosas de gran actualidad, como: “Hace 150 años que espero ver la Patria que soñamos, grande, unida”. Luego, entre cuentos y consejos, terminan tomando mate y escuchando el tango Volver.