Martin Luther King, un héroe negro de los derechos de todos
Fue uno de los mayores líderes de la no violencia, que luchó no solo contra el racismo, sino también a favor de una más justa distribución de la riqueza.
CulturaLos dos cantores más emblemáticos de Cuba vinieron por primera vez a nuestro país en 1984, en una gira muy exitosa que incluyó nuestra ciudad y que se coronó con un álbum doble grabado en vivo.
26/09/2021 - 00:00hs
En 1983 se habló por primera vez de que Silvio Rodríguez y Pablo Milanés vendrían a cantar a nuestro país. Por fin, en abril de 1984 arribaron a Argentina como parte de una gira iniciada en Ecuador. El 3 de abril llegaron a Buenos Aires, tras 16 horas de vuelo desde Quito. En Ezeiza más de 1.000 personas les esperaban con carteles y pancartas de bienvenida; entre ellos, varios músicos locales los recibieron cantando Canción con todos de Armando Tejada Gómez y César Isella, quienes también estaban presentes.
La Nueva Trova Cubana había nacido a mediados de los años 70 cobijada por Casa de las Américas, la principal institución cubana fundada a los pocos días de que triunfara la revolución y que era dirigida por la combatiente Haydée Santamaría y el poeta Roberto Fernández Retamar. Se llamó así porque era la trova que acompañaba la nueva realidad cubana. Completaban el cuarteto fundacional Vicente Feliú y Noel Nicola. Silvio Rodríguez explicaba así el nacimiento de esta movida cultural: “Nos dábamos cuenta de que por un lado el bloqueo yanqui nos impedía saber lo que pasaba afuera, y por otro, la música tradicional, lo ligero u ortodoxo que escuchaban nuestros padres, no se adaptaba a los jóvenes que nos habíamos criado con la revolución. Eso produjo un fenómeno de estudio y de rescate de las raíces, de regreso a las fuentes, a la trova, a la identidad perdida; después se mezcló con lo que fue llegando de afuera y de la mezcla salió lo nuestro”.
Cuando vinieron por primera vez, Pablo tenía por entonces 39 años y Silvio, 36. Eran los primeros artistas cubanos que se presentaban en Argentina desde 1959 y la gente, a pesar de la censura, se sabía de memoria sus canciones, que circulaban de mano en mano, en casettes grabados caseramente. Silvio dijo entonces: “Nunca nos había pasado nada así. Es verdad que siempre hemos tenido éxito en el extranjero, pero no cayó del cielo: fue el resultado de años de trabajo, de visitar frecuentemente un país hasta darse a conocer, aceptar y querer. Pero en Argentina no sucedió así. Nos estaban esperando. Nos conocían como a viejos amigos. Y eso es inolvidable, ese cariño de la gente.”
El púbico los recibió como si estuvieran frente a la revolución cubana en persona. Eran un emblema de esa leyenda gestada en una acosada isla del Caribe. Cuando la prensa les preguntó si se sentían obligados a hacer canción comprometida, Pablo Milanés respondió: “No, en absoluto, ese es uno de los tantos rótulos que se les pone a las canciones y que a nosotros nos tiene sin cuidado. Toda la obra de un artista es un compromiso: compromiso con la estética, con el arte, con la belleza, con el buen gusto. Puede, además, comprometerse con una ideología, con el humanismo. Y cuando se dice canción revolucionaria no quiere decir canción política o panfletaria, significa una revolución, un cambio, una nueva forma musical o de lenguaje”.
El unicornio
Rompieron un récord en la historia del estadio Obras Sanitarias: dieron 14 conciertos con lleno total. La calle Florida, junto al estadio, estaba completamente llena de puestos donde se vendían cassettes con su música. El unicornio ocupaba el segundo puesto en lista de éxitos en Argentina. La prensa reflejó su rotundo éxito con lujo de detalles. A la conferencia de prensa asistieron 153 periodistas, numerosas radios, todos los canales de televisión del país y periodistas de Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay. Uno de sus últimos conciertos se retransmitió para todo el país por televisión, alzando el rating a cifras inusuales para un espectáculo musical.
Para estos dos representantes de la Nueva Trova Cubana tuvo especial significación cantar en Rosario, ciudad natal del Che. Tras interpretar su primera canción, Silvio dijo: “Nos sentimos especialmente felices estar en la ciudad de nuestro querido y siempre recordado comandante Che Guevara”. La frase fue avalada por el público con una tremenda ovación y el canto a coro de “Se siente, se siente, el Che está presente”.
Fueron 14 conciertos, incluyendo una actuación en el Polideportivo de Gimnasia y Esgrima La Plata, en el que tuvo que colgarse el cartel de “No hay más localidades”.
El 30 de mayo de 2015, antes de iniciar un multitudinario concierto en Villa Lugano, Silvio Rodríguez fue distinguido con el premio Rodolfo Walsh, otorgado por la Facultad de Periodismo de La Plata.