El Club Universal mantiene la esperanza y lucha para no cerrar
La entidad de 25 entre 57 y 58, que el próximo mes de noviembre cumple 78 años de historia, sufre las consecuencias de la pandemia. Diario Hoy habló en exclusiva con Salvador Fiorenza, presidente de la institución.
La tristeza aparece en todos los rincones del club: en las colchonetas vacías, en las sillas apiladas y en el silencio de la cancha de básquet que ocupa el centro del complejo. Las voces de cientos de chicos y chicas en medio de la práctica de uno de los tantos deportes, las sonrisas entre amigos, el sonido del impacto en el piso de las pelotas y la música de fondo en las clases de baile. Esas escenas cotidianas se paralizaron.
Todo, como en la mayoría de otros lugares, se detuvo a mediados de marzo pensando que al poco tiempo las cosas iban a volver a la normalidad. Pero los meses pasaron, y el no saber cuándo las cosas volverán a ser como antes hace que todo sea más difícil.
“El club se mantenía con los ingresos de la cuota societaria, los porcentajes que podíamos reunir de las actividades deportivas, algunas concesiones que teníamos como por ejemplo el restaurante, unos salones para pilates y gimnasia, y con algunos alquileres que se realizaban en la parte de abajo”, le dijo a diario Hoy Salvador Fiorenza, presidente de la Asociación Cultural y Deportiva Universal y Biblioteca Popular “Florentino Ameghino”.
Tras seis meses de permanecer cerrado, la situación es casi insostenible. “Todos esos recursos fueron disminuyendo enormemente. Al principio tuvimos la ayuda del Estado con respecto al ATP que nos proporcionaba por los cinco empleados que tenemos en el club, nos ayudaba bastante”, sostuvo Fiorenza, que desde hace siete años ocupa la máxima autoridad.
“Los últimos dos meses ya no recibimos más esa ayuda y lo transformaron en un préstamo que después de 50 días todavía no lo hemos recibido. No lo recibíamos nosotros en forma directa, sino que se lo acreditaban a la cuenta a sueldo de los empleados. Eso no fue realizado, desconozco el motivo. Hemos ido un montón de veces al Banco Provincia y dicen que no tenían todavía toda la parte administrativa como para poderlo hacer. Es una cosa que llama la atención”, consideró.
Además, la Comisión Directiva le hizo llegar una carta al intendente de la ciudad de La Plata, Julio Garro, con motivo de exponerle el delicado panorama en el que se encuentra el club. “La respuesta fue que están en las mismas condiciones que la mayoría de las instituciones, desde el punto de vista de recursos. Habíamos pedido una ayuda económica o de lo que fuese”, afirmó.
Los ingresos fueron disminuyendo de manera importante porque muchos de los socios, al no concurrir a la institución a hacer las actividades, dejaron de abonar la cuota. Desde el club entienden la situación pero piden, para mantener en pie el lugar, un esfuerzo más a los casi 2000 adherentes.
“Hemos tratado de ir organizando algunas cosas dentro de la institución como para ir paliando la situación, pidiendo la colaboración para que nos abonen los que puedan. Para habilitarlo nos pidieron una red de incendios que la estamos construyendo. Teníamos unos pequeños ahorros y prácticamente en un porcentaje de un 90 por ciento tuvimos que utilizar esos ahorros para poder paliar la parte de los sueldos de los empleados, son familias que quedan desamparadas si no perciben sus ingresos”, expresó.
Adelante
El próximo 27 de septiembre realizarán un bingo en el que pueden participar tanto los socios como todo aquel vecino que quiera brindar una ayuda. Toda la información con respecto a esta actividad, como a todo lo relacionado al club, se puede seguir a través de Twitter, Facebook e Instagram, en ACyD Universal.
“Lo más importante de todo es que el club es una institución de bien público, sin finalidad de lucro, tiene una biblioteca pública y popular para todos, sean socios o no sean socios”, concluyó. Así es “Universal”, un espacio para todos. Un lugar donde cientos de platenses se acercan a hacer deporte y aprenden, desde cada disciplina, valores para el día de mañana. Muchos de esos chicos, hoy adultos, son los que se pusieron la camiseta frente a esta crisis, para aguantar y para que mañana muchos otros hijos vuelvan palpar esa esencia que sirvió para seguir de pie.