cultura

El día que León Gieco chateó con Juan Domingo Perón

En ese entonces, Raúl Gieco trabajaba en una empresa telefónica. Por su discreción, era la persona elegida por Héctor Cámpora para sus comunicaciones con el general.

En 1973 se concretó el regreso a la Argentina de Juan Domingo Perón, cuando aún estaba proscripto. También en ese año León Gieco, hasta ese momento solo Raúl, trabajaba en la entonces Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel). Por esa época tenía 21 años y ya había compuesto canciones como Hombres de hierro y El país de la libertad. Pero, en ese momento, lejos de vislumbrar lo que le depararía su destino de cantor, estaba abocado a una tarea de enorme responsabilidad: ocuparse de las comunicaciones por télex entre Héctor Cámpora y el general.

“Puedo decir ni más ni menos que chateé con Perón”, se jactó con orgullo León Gieco en la celebración de su cumpleaños se­tenta en el Centro Cultural Kirchner. “Yo manejaba la teletipo internacional. Entel era una compañía encargada de enviar télex afuera. Yo era el intermediario entre El Tío y Perón. Cámpora, antes de ganar las elecciones, iba a nuestra oficina del subsuelo, ubicada en Maipú y Corrientes, con su secretario de Prensa, Miguel Bonasso, a pasar télex directamente al general. Una vez que se lo pasaban, de alguna manera nos quedábamos chateando”, relató.

En agosto de 1999, Miguel Bonasso presentó El presidente que no fue, libro donde abordó aquellos primeros años de la década de 1970 hasta la llegada al gobierno de Cámpora. Unos meses después de su publicación, León Gieco apareció en la casa de Bonasso con un ejemplar bajo el brazo. Quería que se lo firmara. Luego de saludarlo y ­mostrarle el ejemplar, lo miró de reojo y le dijo: “Usted, Miguel, no me conoce”. “¿Cómo no voy a conocerte, León? Sos un artista al que respeto y admiro muchísimo”, le contestó Miguel, ­desconcertado.

Ese día Bonasso se enteró de que uno de los personajes de su libro, el ignoto Raúl, era el mismo que años después se convertiría en uno de los grandes nombres de la música popular argentina. Cuando se despidieron, ambos tuvieron la misma certeza: hay recuerdos que nunca terminan de apagarse.

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