El oficio de ferretero: escuela de arreglos y de la vida

No es solo un lugar donde se compran repuestos o algo de utilidad para la construcción. “Es donde soy psicólogo, ayudante de cocina y, además, ferretero”, cuenta un comerciante con años de oficio.

Interés General

18/06/2022 - 00:00hs

Según el diccionario de la Real Academia Española, una ferretería es una “tienda donde se venden diversos objetos de metal o de otras materias, como cerraduras, clavos, herramientas, vasijas, etc.”. Según la enciclopedia de libre consulta Wikipedia, “una ferretería es un establecimiento comercial dedicado a la venta de útiles para el bricolaje, la construcción y las necesidades del hogar, normalmente para el público en general, aunque también existen dedicadas a profesionales”.

Diario Hoy quiso investigar un poco más allá de internet y fue hasta una ferretería de barrio, por fuera del casco urbano, donde la relación entre cliente y vendedor, según explicarán luego los que saben, no es la misma.

Una ferretería en Los Hornos

Pasando un poco la avenida 143, ya se pueden ver varias ferreterías, entre las calles y también sobre las dos avenidas que ingresan al barrio: la 60 y la 66. En una de estas es donde nos espera Carlos, con una pava totalmente quemada y un mate de metal. Nos hace pasar detrás del mostrador y vamos para el fondo, donde nos sentamos y le hacemos la primera pregunta directamente: “¿Qué es para vos la ferretería, ser ferretero?”. Carlos se toma un tiempo y responde directo al hueso: “Es donde soy psicólogo, consejero, ayudante de cocina, amigo, encarrilador de pibitos, descifrador del cosito, y después ferretero”, responde y ríe Carlos, que nos dice que nació y vivió dentro de “esto” jugando entre las cosas, “hasta que lamentablemente falleció mi papá y me tuve que hacer cargo porque mis hermanas son todas mujeres, el único que sabía dónde estaba todo era yo. Tenía 15 años, pero como no podía atender y cobrar al mismo tiempo, mi mamá mandó a la más grande conmigo para la caja. Así arranqué y así voy a terminar”.

Clientes, amigos, empleados y “los pibitos”

Tras preguntarle sobre su relación con los clientes y los amigos, Carlos contesta: “Mirá, acá hay de los dos, desde hace más de 30 años la misma relación, y yo la respeto como la respeta la persona que entra acá. Tenés a los clientes, que muchos son laburantes o gente que se da maña para arreglar, pero viene directo a pedirte lo que quiere porque sabe, saluda, pide, compra, paga, saluda de nuevo y se va. Después está el otro, el amigo, o el amigo ente comillas, digo yo. Ese se te queda hablando, te cuenta sus problemas y no se da cuenta de que hay gente, te pregunta otras cosas. Depende el día, como somos muchos, si me quedo o no”, dice Carlos acerca de la clientela.

Y nos queda la otra pregunta: “¿Cómo conseguís un empleado?”. El ferretero piensa un momento y responde: “Y eso la verdad que es muy difícil, porque no puede ser cualquier persona, si la necesitás rápido porque te quedaste sin alguien, sí o sí tiene que ser alguien de experiencia”.

En cuanto a de qué se trata eso de “encarrilador de pibitos”, cuenta Carlos: “Mirá, yo trabajo hace mucho acá y manejo bien el tema de los afanos por eso, porque soy de los viejos del barrio. Entonces, cuando un pibito de esos que no pueden hablar, que tiene una punta o algo pero no se puede mantener, los rescato. Les doy algo de tomar, los hago bajar y después les explico que no está bien hacer eso. No sé qué harán después, pero a los pibes hay que sacarlos de la calle”.

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