El sedentarismo y la sobreexposición a teléfonos móviles, televisión, PC y videojuegos promueven la monodieta y no dan lugar a una alimentación balanceada
Profesionales de la Universidad de Málaga y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima) llevaron a cabo una investigación que concluyó que la exposición de los niños y adolescentes a las pantallas influye de manera negativa en sus hábitos alimentarios.
El estudio incluyó el análisis de más de 3.800 casos de menores, de entre 8 y 16 años, de 245 colegios de toda España, con el objetivo de evaluar los niveles de actividad física, el sedentarismo, los estilos de vida y la obesidad de jóvenes españoles y sus familias.
El sedentarismo y la sobreexposición a teléfonos móviles, televisión, PC y videojuegos promueven la monodieta y no dan lugar a una alimentación balanceada que tenga en cuenta el consumo de frutas, verduras, legumbres, pescado y frutos secos, alimentos esenciales de la dieta mediterránea. Los hábitos en cuestión son más bien propicios para la ingesta de dulces, golosinas y comida rápida.
Asimismo, los científicos demostraron que el bajo nivel educativo de los progenitores influye en la adopción de peores estilos de vida de los niños y adolescentes, entre los que se encuentra una mala alimentación, así como un menor conocimiento y conciencia de aspectos nutricionales.