Alarma por la desaparición de lagunas en Corrientes
De las 38.000, solamente quedan 5.000 en la provincia.
Muerta o presa es una historia de violencia política que transcurre ante un sistema que no reaccionó a tiempo. Diario Hoy conversó con su autora a propósito de su reciente lanzamiento.
05/11/2023 - 00:00hs
Irina Hauser es una periodista especializada en temas judiciales. En estos últimos años, como columnista de dos programas en Radio Nacional, dejó un poco de lado la vorágine informativa para hacer entrevistas en profundidad. Recientemente publicó Muerta o presa, a raíz del atentado que sufrió la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en la puerta de su casa en septiembre de 2022. El libro se presenta el 13 de noviembre, a las 18.30, en el auditorio del Centro Cultural de la Ciencia (Polo Científico), con la presencia de Axel Kicillof, Ariel Zak y Marcelo Figueras.
—¿A qué atribuís esta saña persecutoria contra Cristina?
—La persecución dirigida específicamente hacia Cristina Fernández de Kirchner creo que tiene que ver con las características de sus mandatos, que fueron redistributivos del ingreso y además marcaron un período notable de ampliación de derechos. Pero, sobre todo, siento que tiene que ver con su liderazgo. Además de ser la principal líder de Argentina, creo que es la única que ha confrontado con el poder real y que en eso no ha cedido. Y es mujer. Esos son los principales factores: es una persona que, si te ponés a pensar, la persecución en su contra comienza a acentuarse en su segunda presidencia y no para.
Esto obviamente se tradujo en numerosas causas judiciales, parte de las cuales, además, algunos tribunales terminaron volteándolas, diciendo que no existía delito o no había pruebas, o estaban mal planteadas. Después de todo un período que apareció ese “oxígeno” en el Poder Judicial, ahora estamos en un momento regresivo, donde se manda a reabrir las causas contra ella. En ese marco, el Poder Judicial se concibe como instrumento y socio del poder económico, político y de los medios de comunicación.
—¿Es equiparable a la que tuvo como víctimas a Perón y a Evita, o tiene particularidades propias?
—Se parece en la medida de que, como decía antes, se trata de enormes líderes populares, pero que además lograron plasmar una política redistributiva que, por supuesto, al poder económico le molesta, y mucho. Después cada época tiene sus manifestaciones particulares, pero esta suerte de odio hacia el populismo, al concepto de justicia social que aparece incluso en la Constitución, es muy característico de estas persecuciones.
—¿Qué datos fueron los que más te sorprendieron en la investigación del atentado?
—La investigación que hice, en la que colaboraron Ariel Zak y Emilia Delfino, tiene varias aristas.
La hicimos en muy poco tiempo y por lo tanto apuntamos mucho a tratar de desglosar lo que había. Aun así, encontramos cosas en el propio expediente que no se conocían: como una foto de Fernando Sabag Montiel con Javier Milei. Una serie de “datitos” que lo que representan –y esto sí me sorprendió– son los personajes que están vinculados al intento de magnicidio en sí mismo. Me refiero a Sabag Montiel, el hombre que intentó disparar; Brenda Uliarte, la novia que estaba en el lugar del hecho; y Gabriel Carrizo, que era el dueño del negocio de los copos de azúcar que esa pareja vendía y usaron como camuflaje para ver cómo era la zona donde iba a cometerse el atentado. A ellos se les suman organizaciones como Revolución Federal y otras que fueron aglutinándose, y que plasmaron, por un lado, fenómenos muy violentos en las calles, pero también en charlas en platarformas y redes sociales.
Lo que me sorprendía, además del exacerbado discurso de aniquilamiento y de matar a Cristina específicamente, son sus conferencias. El método que usó Sabag Montiel, por ejemplo, fue uno de los métodos que proponía uno de los referentes de Revolución Federal, que era meterse entre la multitud de militantes que iban a apoyar a la vicepresidenta en ese momento que transcurría el juicio de Vialidad. Juicio en el que, además, el fiscal Diego Luciani había hecho un alegato muy demente, que se transmitió por YouTube durante nueve días; el respaldo de Cristina coincide con el fin de ese alegato que reclamaba doce años de prisión e inhabilitación perpetua. Aparecen vinculaciones, simpatías...
Aparecen simpatías, tanto de este trío que está vinculado con el hecho material en sí, como de la gente de Revolución Federal y otras organizaciones concatenadas con Javier Milei; en cierto caso, con Patricia Bullrich.
Hay un personaje en la causa que se llama Hernán Carroll, que además lo introduce Sabag Montiel desde la cárcel a través de una carta. Carroll es el fundador de una organización que se llama “Nueva Centro Derecha”, que además produjo un episodio muy curioso en aquellos meses, que fue juntar a Javier Milei y a Patricia Bullrich en una movilización. Hay una foto muy ilustrativa donde se lo ve a él detrás, como abrazándolos a ambos. Me parece que esa forma de pensar, el discurso odiante que se iba exacerbando cada vez más al punto de llevarlo a la acción (intentar matar a Cristina), es de alguna manera un punto alto de ese recorrido violento.