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Así se lo precisó a diario Hoy el doctor en Medicina Jorge Trainini, profesor honorario de la Universidad Nacional de Avellaneda, quien fue premiado por descubrir una formación ósea que ayuda a producir la sístole del corazón.
16/08/2022 - 00:00hs
"Todavía hay mucho para explorar en el corazón”, le afirmó a diario Hoy el doctor Jorge Carlos Trainini, principal autor del libro Fulcro y torsión del miocardio helicoidal. El profesional recibió un importante reconocimiento en España por su investigación sobre electrofisiología en torsión y succión cardíaca.
La importancia de su trabajo radica en el hallazgo de un hueso (formación ósea comprobada en el trígono de la aorta) que explicaría el funcionamiento como punto fijo del brazo de palanca necesario para que se produzca la contracción ventricular del corazón (sístole).
Según el reconocido cirujano cardiovascular, los objetivos de este estudio fueron investigar si el miocardio es un solo músculo helicoidal continuo, el origen y el final del músculo miocárdico y el movimiento de deslizamiento entre los segmentos miocárdicos durante la torsión-destorsión ventricular, que fuerza a pensar en un mecanismo antifricción.
“Los resultados logrados permiten confirmar que el miocardio es un músculo único, continuo y helicoidal en su conformación espacial, que se inserta en su origen y final a un núcleo óseo-condroide-tendinoso que hemos denominado fulcro cardíaco, limitando así las dos cámaras ventriculares. Se encontró ácido hialurónico (no hay registros en la literatura médica) en los planos de escisión entre los haces miocárdicos como mecanismo antifricción, debido a la resistencia entre las superficies deslizantes del músculo miocárdico en sus movimientos de torsión (sístole) y detorsión (succión)”, detalló.
Y continuó: “El corazón no se abre y cierra como un puño, sino que se estruja como lo hacemos con una toalla. Con la torsión, el corazón expulsa su contenido, con la detorsión succiona en forma activa la sangre para volver a llenarse”.
Asimismo, precisó que el miocardio en su continuidad longitudinal adopta una configuración espacial en espiral, insertado en sus extremos de origen y final en un núcleo denominado fulcro cardíaco. Este soporte constituye el soporte que necesita el miocardio para ejercer su función energética, debido a la resistencia entre las superficies deslizantes del músculo miocárdico en sus movimientos de sístole y succión.
“Este hallazgo tiene importancia dentro de la comprensión de la mecánica cardíaca. Así fuimos encadenando distintas respuestas a la función del corazón. Por lo tanto, debemos hablar del soporte del miocardio (fulcro cardíaco), del mecanismo antifricción del ácido hialurónico cardíaco que hemos encontrado, sin que cuente con antecedentes en la literatura médica; así como del valor del ápex en esta estructura helicoidal”, completó.
Medicina vinculada con lo social
“La historia natural de la enfermedad debe entenderse a través de un acercamiento al enfermo, comprendido como un ser total, incluidas sus circunstancias. Pero para que el médico tenga una profesión que constituya un estilo de vida se deben crear las condiciones para un pensamiento médico antropológico, el cual hoy en día no puede abstraerse de las condiciones socioeconómicas imperantes”, remarcó el experto.
Consultado sobre si el corazón continúa siendo un gran misterio, concluyó: “Queda a través de la reunión de la medicina con la ingeniería avanzar sobre nuevos índices cardíacos clínicos con la aparatología actual, teniendo en cuenta la biomecánica real del corazón. El conocimiento que se debe enseñar en esta posmodernidad es el inter y transdisciplinario. No nos olvidemos de que el corazón es un órgano biológico en su estructura, pero hidráulico en su función. Todavía hay mucho para explorar en el corazón”.