Promueven la adopción de chicos grandes
Bajo el hashtag #AdoptenNiñosGrandes, los usuarios difunden varios casos de familias que se animaron a hacerlo. Diego Monrroy, quien adoptó a una preadolescente de 12 años, contó a diario Hoy cómo surgió la iniciativa.
Por medio de una campaña de Twitter, usuarios se encuentran promoviendo la adopción de niños grandes, bajo el hashtag #AdoptenNiñosGrandes. En este marco, Diego Monrroy, uno de los padres adoptivos que difunde la iniciativa por redes sociales, dialogó con diario Hoy.
El padre de familia, que adoptó el año pasado a una joven de 12 años, explicó cómo surgió la campaña y también se refirió a la gran diferencia que existe entre la cantidad de inscriptos que hay para adoptar a bebes de un año y los anotados para adoptar a niños de 12 años. Cabe resaltar que en febrero, con su pareja Jimena, obtuvieron la guardia preadoptiva, y están a la espera del juicio de adopción definitiva.
—¿Cómo surgió la campaña de adopción de niños grandes?
—Éramos como casos dispersos, que la mayoría somos muy participativos en Twitter y te ibas cruzando con tuits de gente; de hecho cuando yo conté que nos íbamos a inscribir para adoptar, algunos me fueron escribiendo, entonces vas tomando contacto de ese modo.
Este año nos dijimos: “Estamos haciendo algo. Si cada uno adoptó, ¿por qué no nos juntamos y difundimos con más fuerza y que llegue a más gente?”.
—¿Qué dificultades puede encontrar una familia o una persona durante el proceso de adopción y al hacerlo?
—En cuanto al proceso, en lo que es trámites, no es muy complejo. De hecho nosotros lo hicimos todo en pandemia.
En lo que es conocer a un niño, tenés que ir con la cabeza abierta, ir viéndolo y escuchándolo, sacarse un poco los prejuicios de encima. Cuando vos llegás a vincularte con un niño hay un trabajo previo del Juzgado, con toda la carpeta que arman de la familia con las entrevistas y la carpeta de los chicos; buscan algunos intereses en común.
En nuestro caso yo estaba con los nervios de punta, es ir a conocer al que va a ser tu hijo. En un primer momento algunos ya lo sienten cuando lo ven y para otros es ir armando el vínculo día a día.
—Se podría decir que el niño en cierto punto también adopta a los padres, ¿no?
—Sí, es una adopción mutua; lo que siempre decimos nosotros es que le están buscando una familia al niño, no es que te están buscando a vos un hijo. Es construir una relación de cero, algunos decían que es como una primera cita, que llegas y te conoces; después es ir compartiendo cosas y armando el vínculo.
—Según la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruaga), hasta el 1° de agosto de este año había registrados 2.112 inscriptos para adoptar a niños de un año, mientras que eran 31 los anotados para adoptar a chicos de 12 años ¿Qué te generan estos datos? ¿Qué se le puede decir a quienes quieren adoptar para convencerlos de que adopten a niños más grandes?
—Es muy chocante, cuando no estás metido en el tema, no tenés ni idea. Cuando nosotros decidimos ir por el camino de la adopción, nunca pensamos en bebés. Por ejemplo, en el grupo tenemos el caso de una señora que cuando se anotó para adoptar a un chico de 13 a 17 años era el único legajo en todo el país para ese rango de edad. Por eso contamos las historias; son niños que quieren una familia y una contención. Uno tiene que poner mucho de uno, pero en el tiempo, construido el vínculo, es hermoso y tenés un montón de primeras veces.
Hay que llegar con la decisión pensada, pero es una experiencia hermosa, por eso nos juntamos y estamos militando para cambiar un poco; no es que se va a dar vuelta el gráfico, pero que haya más familias que se inscriban para chicos de 5 o 6 años para arriba.
—¿Cómo son los días de los chicos que quizás se quedan sin ser adoptados por una familia porque se pretende adoptar a niños más jóvenes?
—La mayoría está en hogares. Dentro de las posibilidades que hay tienen una contención; hay hogares que trabajan muy bien y otros que no tanto. Tienen su espacio de juegos, tienen atención médica, están escolarizados, pero no tienen algo que es fundamental como una familia.
El proceso en la voz del protagonista
Al ser consultado por diario Hoy sobre su historia, Diego Monrroy (ver nota principal) contó cómo nació, junto a su pareja Jimena, la idea de la adopción. “Hace mucho que estamos juntos, nos tomamos un primer tiempo para disfrutar la pareja y después empezamos a pensar la idea de agrandar la familia pero no pasaba nada; pasamos por algunos médicos y en realidad éramos subfértiles, entonces era un poco más difícil. Llegamos incluso a hacer un tratamiento de fertilidad de baja intensidad pero no funcionó”.
“Cuando falló el tratamiento y nos agarró la pandemia, ahí fuimos por el plan de la adopción y empezamos a leer historias. Nos trabamos un poco con los tramites por la pandemia; a fines de mayo (del 2021) quedamos inscriptos y enseguida nos empezaron a llamar”, agregó.
“Tuvimos entrevistas con otra nena, pero en ese caso había otras familias y avanzaron con ellas. Entonces llamamos al Juzgado donde estaba ahora nuestra hija, porque cuando estás en entrevistas con una niña no podes avanzar con entrevistas por otra”, detalló Diego.
“Hicimos entrevistas por videollamada, ahí te cuentan un poco cómo es ella, además de preguntarte tus intereses. Arranca la vinculación yendo de visita a la casa de abrigo y en las primeras reuniones está el equipo técnico. El tiempo lo manejan los chicos. Si el equipo técnico observa que está todo bien, se sigue avanzando. Nosotros la conocimos un 25 de octubre y el 11 de diciembre se quedó en casa y ahí ya volvimos al hogar por entrevistas de control pero definitivamente se quedó a vivir con nosotros”.